El Reinado.
Reino celestial y Reino terrenal
Este
tendrá durante este período, dos esferas de bendición: el Reino del Hijo del
Hombre y el Reino del Padre (Mateo 13:41-43). El Reino celestial, donde se
encuentra Cristo y los santos celestiales, es más particularmente en relación
con el Padre; el Reino terrenal, donde los Judíos y Gentiles serán los temas
del Rey, es más en relación con el Hijo del Hombre. La Iglesia será donde se
asienta la administración del Reino celestial, Jerusalén el centro del gobierno
del Hijo. "En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas
las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más
tras la dureza de su malvado corazón" (Jeremías 3:17). Es a ella que se
dirigen las palabras de Isaías: "Levante, resplandece; porque ha venido tu
luz, y la gloria de Jehová a nacido sobre ti... Entonces veras, y
resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón... Jehová será por luz
perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria” (Isaías 60:1, 5,19 - y necesitaríamos
leer todo este capítulo pues no lo podemos citar entero). Ezequiel termina su
libro con estas palabras: "Y el nombre de la ciudad, desde aquel día en
adelante, será Jehová Samma" (Jehová está allí) (48:35). - El templo será
reedificado, según las indicaciones dadas en el capítulo 40 y siguiente de
Ezequiel y "Y la gloria de Jehová" entrando en la casa será el signo
de la toma de posesión de la morada por Jehová (43:4).
La
Iglesia es vista como “Santa ciudad”
- los materiales que la componen son de personas, las “Piedras vivas" que, en la dispensación (Gr. Oikonomía)
presente, forman la "casa espiritual" de Dios (1ª Pedro 2:4-5) -
Jerusalén celestial, "la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del
cielo, de Dios” (Apocalipsis 21:10). Los versos 9 al 17 de Apocalipsis 21
describen su aspecto exterior, los versos 18 al 23 muestran su naturaleza y su
carácter, mientras que después del verso 24 hasta el verso 5 del capítulo 22
son puestas ante nosotros las bendiciones que serán dispensadas por medio de la
Iglesia, todas a la vez "Santa ciudad" y "Esposa, mujer del
Cordero”. Gozando de la relación más dulce y la más íntima con el Cordero, ella
ejercerá un precioso servicio hacia el mundo y eso, de tal manera que los
instrumentos, en alguna manera, desaparecerán para que toda la gloria sea dada
a Cristo y solo a ÉL Ella mantendrá una santidad perfecta y será la expresión
perfecta del amor (Apocalipsis 21:27; 22:2). El "Río de agua de vida"
correrá en abundancia, "Saliendo del trono de Dios y del cordero";
sus aguas no podrán ser alteradas: el río es "Resplandeciente como el
cristal". El árbol de la vida estará "En medio de la calle de la
ciudad} y a uno y otro lado del río" con sus frutos y sus hojas
(22:1-2). En el paraíso terrestre, había dos árboles: el árbol de la vida, y el
árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis 2:9). Adán comió a pesar de
la advertencia que Dios le había hecho - es así que la primera creación fue
"Sujetada a vanidad" (Romanos 8:20). Y han tenido que ser puestos "Fuera
del jardín del edén", a fin de que con su mano no tomaran del árbol de la
vida y no murieran, viviendo así para siempre (Génesis 3:6, 11, 12 y 22-24). Más
en el "Paraíso de Dios" hay un solo árbol, el árbol de la vida, que
"Da doce frutos, cada uno en su mes": y "Las hojas del árbol son
para sanación de las naciones" (Apocalipsis 22:2). Los frutos del árbol de
la vida podrán entonces ser comidos (Apocalipsis 22:2-7) ¿No será este el único
alimento?
Bendiciones dadas a la tierra
Glorias de Cristo, exaltado
sobre la tierra
"He
aquí que para justicia reinará un rey y príncipes presidirán en juicio. Y será
aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el
turbión; como arroyos de agua en tierra de sequedad, como sombra de gran
peñasco en tierra calurosa. Este "Rey" es aquel del cual David ha
anunciado su venida y el reino en sus “Ultimas palabras”: “Habrá un justo que
gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Dios. Será como la luz
de la mañana, como el resplandor del sol en una mañana sin nubes}
como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra” (Isaías 32:1-2; 2ª
Samuel 23:3-4). El Salmo 72 compuesto
por David - el verso 20 permite pensar - que aunque el tema es Salomón, si
concierne, proféticamente a aquel, del cual Salomón no era más que un tipo,
describiendo este Reino de justicia y de paz. El comienzo del Salmo destacan
estos dos caracteres: Él hace mención de la justicia en cada uno de los cuatro
primeros versículos, de la paz en el verso 3, de la abundancia de paz en el verso
7. El verso 8 nos da a entender la dominación del Rey de justicia y de paz:
"Dominará de mar a mar, Y desde el río hasta los confines de la tierra”. Y
los versos del 9 al 11 subrayan el hecho que todos se someterán a su autoridad:
“Ante él se postraran los moradores del desierto, Y sus enemigos lamerán el
polvo. Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes, los reyes de Saba
y de Seba ofrecerán dones. Todos los reyes se postraran delante de él; todas
las naciones le servirán”. Mas la autoridad que él ejercerá tendrá el sello de
bondad y de misericordia: "Porque él librará al menesteroso que clamare, y
al afligido que no tuviere quien lo socorra. Tendrá misericordia del pobre y
del menesteroso, y salvará la vida de los pobres. De engaño y de violencia
redimirá sus almas, Y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos” (Salmo
72:12-14). Un detalle, en el verso 15, merece llamar especialmente nuestra
atención: "Y se orará por él continuamente; Todo el día se le bendecirá”.
Él será el objeto de las oraciones continuas, de alabanzas incesantes, de parte
de un pueblo restaurado y abundantemente bueno. Los dos aspectos (v. 1,2 de una
parte y 3 por otra) del salmo 134 serán entonces plenamente realizados. Por
otra parte, el verso 16 del capítulo 72 nos dice la extraordinaria fertilidad
de la tierra: "Será echado un puñado de grano en la tierra, en las cumbres
de los montes; Su fruto hará ruido como el Líbano”. Esto que también David
anuncia en el salmo 65: "Visitas la tierra, y la riegas; En gran manera la
enriqueces; Con el río de Dios, lleno de aguas, preparas el grano de ellos,
cuando así la dispones. Haces que se empapen sus surcos, Haces descender sus
canales; la ablandas con lluvias, bendices sus renuevos. Tú coronas el año con
tus bienes, y tus nubes destilan grosura. Destilan sobre los pastizales del
desierto, y los collados se ciñen de alegría. Se visten de manadas los llanos,
y los valles se cubren de grano; dan voces de júbilo, y aun cantan” (9-13) Todo
es de Él: La palabra "Tú” se halla diez veces en estos versículos; y aun:
"Tú coronas el año con tus bienes* (v. 11). Cuanta gloria para Cristo en
su Reino: "Será su nombre para siempre, se perpetuará su nombre mientras
dure el sol Benditas serán en él todas las naciones; Lo llamarán bienaventurado.
Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, El único que hace maravillas. Bendito
su nombre glorioso para siempre, Y toda la tierra se llena de su gloria. Amén y
Amén" (Sal 72:17-19). Durante esos días felices, no habrá más guerras y
"ni se adiestrarán más para la guerra* y no tendrán más ídolos (Isaías
2:4; Miqueas 4:3; Malaquías 1:11); mas podríamos citar bien otros pasajes aun,
que hacen sobresalir tal o cual trato de este reino glorioso. Isaías 1:1-10,
especialmente, nos da una descripción frecuentemente citada y siempre es con
felicidad.
Testimonio que subsistirá del
Juicio Pronunciado por Dios en el Edén
Añadimos esto que ya ha sido mencionado
por otros: En el seno de un también magnífico conjunto, un triple testimonio
subsistirá del juicio pronunciado por Dios sobre el hombre, sobre la tierra y
sobre la serpiente: Isaías 66:24; Ezequiel. 47:11; Isaías 65:25. Este triple
testimonio hará resaltar más la riqueza de bendición que será entonces
repartida por un Dios de gloria, que es también un Dios de gracia. Si, en
verdad, Él "dará la gracia y la gloria" a un pueblo que al fin ha
llegado a su "casa", después de haber atravesado "El valle de
lágrimas" (Baca), y "Pasado ante el Dios de Sion" (Salmos 84).
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