Cuando cantamos aquel hermoso himno antiguo, "Oh, ¡qué amigo nos es
Cristo!", afirmamos la verdad de que el Señor Jesús nos puede ayudar en nuestros
problemas y pruebas. El escritor del himno lo descubrió cuando su novia se
ahogó en un lago canadiense hace más de 100 años. El libro de los Proverbios
observa que "en todo tiempo ama el amigo", y "amigo hay más
unido que un hermano" (Proverbios 17:17; 18:24).
Aquí podríamos ceder a la tentación a enfocar todas las dimensiones humanas
de la amistad, y hacer de ellas el marco dentro del cual cantar de Cristo como
nuestro Amigo. Pero, la epístola a los hebreos pone límites mucho más elevados
para nuestro entendimiento de Cristo como Aquel que puede mover las montañas
cuando nos hallamos en angustia. El Cristo resucitado a la diestra de Dios es
ahora nuestro gran Sumo Sacerdote. ¿Qué significa esto? ¿Qué capacidad tiene El
para ayudarnos? ¿Cómo obtenemos su ayuda?
La ayuda está a la mano.
La epístola a los hebreos fue escrita a judíos que habían dejado el
judaísmo para hacerse cristianos. Tal parece que, al tiempo cuando fue escrita,
tales judíos convertidos estaban bajo grande presión a volver al judaísmo. La
mayoría de ellos eran verdaderos creyentes; la fe de unos pocos no era real ni
personal. El Espíritu Santo, mediante un escritor no nombrado, les señala a
todos hacia Cristo. "La palabra de exhortación" (hebreos 13:22) desarrolla tres temas básicos:
1) La persona de Cristo: quién es El.
2) La obra de Cristo: lo que Él ha
hecho.
3) El sacerdocio de Cristo: el sitio
donde Él está actualmente.
Estos tres temas son un estímulo para nuestro día. A aquellos cuya fe no es
real ni personal, les sirven de aviso de que no hay esperanza para quien deja
el cristianismo y vuelve al mundo. Al verdadero creyente que tema que pueda
volverse a perder, le aseguran su salvación. Y nos instruyen en cuanto a la
ayuda de Cristo que nos sostiene en todas nuestras tentaciones y pruebas.
La palabra "ayuda".
La palabra griega traducida "ayudar", significa acudir al ser
llamado, o, venir enseguida en socorro de uno (según un diccionario de
palabras del Nuevo Testamento por W. E. Vine). Este vocablo se halla tres veces
en la epístola a los Hebreos.
1) 2:18 - Cristo es "poderoso
para socorrer a los que son tentados".
2) 4:16 - Se nos exhorta a acercarnos
"confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro”.
3) 13:6 - "Podemos decir
confiadamente: "El Señor es mi ayudador".
En algunos lugares se hallan teléfonos al lado de las autopistas muy
transitadas para usar en casos de emergencia. Un automovilista en dificultades
sólo tiene que llamar para que le ayuden. La palabra que tratamos aquí se
refiere a tal clase de ayuda.
El Dios que estuvo aquí.
Nos hallamos en una relación no tan sólo con un Dios que existe, sino
también con el Dios que estuvo aquí. El hecho de que Cristo estuvo aquí le
capacita como sumo sacerdote para ayudar a quienes aún estamos aquí. Este tema
está introducido en el capítulo dos. Sin lugar a dudas, era difícil para los
judíos comprender por qué Dios se hizo hombre. Nosotros sabemos que fue la
única manera en que podía efectuar nuestra redención y nuestra liberación de la
esclavitud a Satanás. Pero también fue la única manera en que Cristo podía
capacitarse para comprendernos y socorrernos ahora, y sostenernos hasta el fin.
Podemos notar los siguientes puntos en Hebreos 2:16-18:
A) El "no
socorrió a los ángeles": Si Cristo sencillamente se hubiera hecho ángel,
jamás podría comprender nuestras experiencias como hombres. Como tal, se
hubiera movido por este mundo como espíritu. Jamás hubiera conocido el hambre o
el cansancio, ni las demás experiencias humanas no pecaminosas. Pero El
socorrió a la descendencia de Abraham: se hizo humano, para poder socorrernos a
los humanos.
B) "Por lo
cual debía ser en todo semejante a sus hermanos": Aquí, el énfasis está
sobre "en todo". Nada se exceptuó. El sintió el peso de las cargas,
conoció la traición de un asociado, sintió angustia por la muerte, lo cortante
de la crítica o de los chismes del populacho, y sintió el dolor de las
acusaciones falsas. Él se hizo del todo como nosotros, aunque sin pecado.
C) "Para venir a ser misericordioso y fiel Sumo Sacerdote": En el Antiguo Testamento,
el sacerdote representaba al pueblo delante de Dios. Él era uno de ellos, y por
lo tanto, él se sentía con ellos en sus debilidades. A la vez, él podía acudir
a Dios de parte de ellos, pues tal era su oficio. Cristo es la respuesta al
clamor de Job por un árbitro entre él y su Dios que pusiera la mano sobre los
dos (Job 9:33)
Nosotros necesitamos a alguien que interceda por nosotros con compasión y
continuamente. Cristo es tanto misericordioso como fiel. Ninguna otra persona
hace falta, ni siquiera hay otro que reúna los requisitos.
D) "El mismo
padeció siendo tentado": Cristo soportó agudas pruebas y tentaciones. Una
y otra vez se le presentó la tentación, a buscar algún otro camino menos
costoso que el del sufrimiento y la muerte. El resistió esta tentación hasta
lo último, y "puso su rostro como un pedernal" (Isaías 50:7) para
acabar su carrera. Solamente aquellos que han sufrido pueden simpatizar (o
identificarse). El sufrió más que todo lo que nosotros jamás podremos sufrir.
E) El "es
poderoso para socorrer a los que son tentados: Es una fuente de fortaleza la
ayuda del que ha conocido semejantes pruebas, y hasta más duras, y que las ha
enfrentado victoriosamente. El hecho de que El no cedió a la presión, implica
que Él nos supera a todos nosotros resistiendo la tentación. Esto le capacita
muy bien para ayudarnos en todo nivel de tentación. El Dios que estuvo aquí es
poderoso para ayudarnos en toda prueba.
El Hombre que está allá arriba.
Se vuelve al tema del sacerdocio de Cristo al final del capítulo cuatro.
Después de las aplicaciones prácticas y los avisos, se nos dice que la Palabra
de Dios es más cortante que toda espada de dos filos y que todas las cosas
están manifiestas delante de sus ojos. Esto nos podría causar temor, excepto
que se nos recuerda que el socorro está al alcance. Se dan más detalles en
Hebreos 4:14-16:
A)
"Teniendo un gran Sumo Sacerdote que traspasó los cielos, Jesús, el Hijo
de Dios": Jesús es su nombre como hombre. "Hijo de Dios",
declara su divinidad. Este Hombre ha penetrado en los cielos. Allá en la gloria
hay un Hombre que es de nuestra parte.
B) "Puede
compadecerse de nuestras debilidades": Esto quiere decir que Cristo puede
identificarse con nosotros en nuestras luchas. Como abogado, El trata nuestros
pecados (1 Juan 2:1). Como Sumo Sacerdote, nos ayuda en nuestra debilidad.
Esto nos brinda mucha consolación. Cristo comprende cuando nadie más puede
comprender.
C) "Fue
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado": El recibió el
impacto pleno de todo lo que Satanás podía dirigirle; experimentó toda
tentación al grado máximo. Un rico jamás puede hablar como portavoz de los
pobres. Pero uno que se ha acostado con frío y con hambre, bien puede
representar a los necesitados. Nosotros tenemos a un Hombre en la gloria que
conoce todo lo que significa vivir para Dios en la tierra.
D)
"Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia... ": Sabemos que Cristo vive para
interceder por nosotros. Esa es su parte. La parte nuestra es venir a El para
el oportuno socorro en nuestra hora de prueba y crisis. Tenemos libre acceso
al trono del poder. Seremos recibidos con gracia. No debemos sentirnos tímidos
en cuanto a nuestras peticiones. Podemos acudir a cualquier hora, con la
frecuencia que queramos, sabiendo que nuestras necesidades serán suplidas con
misericordia y gracia.
Mi Ayudador.
En el último capítulo de esta epístola, el escritor exhorta a los creyentes
a buscar el contentamiento. Nosotros vivimos en un mundo donde la mayoría se
inquieta en persecución de la satisfacción y el cumplimiento. La acumulación
de bienes materiales es la única meta de muchos. Otros buscan el placer y la
fama de varias maneras. Los cristianos podemos ser distintos por cuanto tenemos
a Cristo.
Pablo había aprendido a contentarse en cualquier estado (Filipenses 4:11).
El instruye a Timoteo a contentarse con comida y vestido, ya que nada podemos
sacar de este mundo (1 Timoteo 6:6-8). Detrás de esta enseñanza están las
palabras de Cristo a sus discípulos que no se afanaran por nada (Mateo
6:31-33). Este contentamiento libre de preocupaciones no es una actitud de
irresponsabilidad. Más bien resulta de una inteligente confianza en Dios y la
aceptación de sus promesas de manera práctica.
Ya que Dios nos da a cada uno la seguridad de que "no te desampararé,
ni te dejaré", entonces, nuestra razonable respuesta en confianza puede
ser, "El Señor es mi Ayudador" (Hebreos 13:5-6).
Sendas de Vida, 1986