Dijo Faraón a sus siervos, ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? Génesis 41.38
En
la historia de José podemos aprender cuáles son las características de un
cristiano espiritual. Es notable que los acontecimientos más destacados
sucedieron en su juventud, y por esto el joven puede sacar mucho provecho del
ejemplo de José en cuanto a su propia vida espiritual.
1. En 37.5 al 10
leemos de sus dos sueños, indicando que estaba en comunicación directa con los
propósitos divinos. En el tiempo presente Dios no está revelando su voluntad a
nosotros por medio de sueños sino por su Palabra; véase Hebreos 1.1,2, “nos ha
hablado por el Hijo”. Una indicación clara de la espiritualidad de un joven es
su conocimiento de las cosas de Dios, el cual va adquiriendo mediante la
lectura y el estudio de la Palabra del Señor.
2. José no era
partidario de los hechos incorrectos que practicaban sus hermanos. El los
denunció a su padre, 37.2, mostrando coraje moral. El que es espiritual no
puede ser cómplice ni consentir en las cosas malas.
3. Se ve la obediencia de
José cuando su padre le envió en una misión de amor a sus hermanos. Sin duda él
sabía que no podía esperar cosa buena de aquellos perversos, pero no vaciló en
cumplir el mandato de su padre. El cristiano espiritual es uno que siempre está
presto para cualquier buena obra en comunión con su Padre Dios, siendo motivado
por amor a sus hermanos.
4. José, el hombre
espiritual, tuvo que andar por una senda no muy agradable, maltratado y vendido
por sus hermanos y llevado lejos de su hogar para servir como esclavo. Así
nuestro Señor tuvo que sufrir el odio de su propio pueblo judío, y fue vendido
por un discípulo falso. La misma Palabra nos asegura que “todos los que quieren
vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”, 2 Timoteo 3.12.
5. En Génesis 39 vemos
como “el hombre espiritual” pudo contar con el apoyo de su Dios. Pronto se ganó
la plena confianza de su amo por un comportamiento intachable. El buen
testimonio en el empleo y delante del mundo es evidencia de la verdadera
espiritualidad.
6. José pudo vencer la
tentación con sus palabras nobles: “¿Cómo, pues, haría yo este gran mal, y
pecaría contra Dios?” Aquí hay una conciencia ejercitada, una convicción
profunda y el temor de Dios. José huyó de la tentadora, perdiendo su ropa, pero
salvando su testimonio. Nuestro Señor exhortó a los suyos, aquella noche en el
Getsemaní, “Velad y orad, para que no entréis en tentación”, Mateo 26.41.
7. José fue un testigo
fiel en la cárcel, con un mensaje de esperanza para el copero y uno de
condenación para el panadero. Dios puede usar, aun en los lugares más
difíciles, a los que son espirituales, como hizo con Pablo y Silas en el
calabozo.
8. Cuando Faraón vio
la capacidad de José para interpretar sus sueños, él reconoció que no hubo otro
igual para encargarse de tan importante obra como la de prevenir contra los
años de hambre por delante. Los egipcios tenían fama de sabios, pero José
contaba con un conocimiento que Dios mismo le había dado.
“En
Cristo Jesús están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del
conocimiento”, Colosenses 2.3. Esto es super conocimiento. El hombre espiritual
está iluminado con “el conocimiento de Dios”, Colosenses 1.10, el cual no se
consigue en los centros de instrucción sino en comunión con él por su Palabra.
9. Más adelante,
cuando empezó el hambre, Faraón dijo a las gentes: “Id a José”. Este llegó a
ser el repartidor del pan de vida a los hambrientos. Cuando se presenta una
crisis, es el que fue despreciado que se escoge como instrumento de Dios para
la bendición de los menesterosos.
10. En los capítulos
que siguen José demuestra su capacidad para lograr la restauración de sus
hermanos, los cuales habían ocultado su pecado por veinte años. Gálatas 6.1 nos
instruye: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que
sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti
mismo”. No basta ser llamado anciano de una asamblea para lograr la
restauración de un descarriado. Se necesita algo más: ser creyente espiritual.
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