A veces pensamos que
para evitar a toda costa un peligro, una tentación, etc., nos bastará una buena
batalla sobre el enemigo una vez por todas. Pero la realidad es otra. Sólo en
Cristo tenemos la seguridad y la certeza de la victoria, pero debemos vigilar
continuamente. No tenemos la promesa de que la batalla se acabará, mientras
estemos en la tierra.
J. N. D.
Tomado del Folleto PARA TODOS 12/2013
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