lunes, 20 de junio de 2022

REPOSO DIVINO

 Ruth 3.18.

“Reposa, hija mía, hasta que sepas cómo cae la cosa: porque aquel hombre no parará hasta que hoy concluya el negocio”.


El libro de Ruth es muy rico en verdad típica y en las palabras de Noemi, tenemos lo que concier­ne al creyente de hoy día, redimido por la sangre de Cristo. Cada uno espera la redención completa de Mesías 1,14: "la redención de la posesión adquirida para alabanza de su gloria”. Entre tanto el cristiano tiene que pasar por varias experiencias, la mayor parte de las cuales le habilitarán para las responsabi­lidades de la vida eterna. Estas experiencias están claramente delineadas en las palabras de Noemi.

1.     --REPOSA HIJA MIA. Aquí tenemos el descanso divino y espiritual de Mateo 11.28: ‘‘Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar”, y de Hebreos 4.8: ‘‘Empero en­tramos en el reposo los que hemos creído, de la ma­nera que dijo”. Este descanso puede ser estorbado por las injusticias y persecuciones que sobrevienen en la vida del creyente, pero tarde o temprano él vuelve al descanso divino y espiritual que brota de la reali­zación de que a lo menos una de las grandes cuestio­nes de la vida, es decir el pecado, ha sido arreglado con Dios satisfactoriamente. En 1 Juan 3.8,9 tenemos esta verdad: "El que hace pecado, es del diablo; por­gue el diablo peca desde el principio. Para esto apareció de Dios, para deshacer las obras del dia­blo. Cualquiera que es nacido de Dios, no hace peca­do, porque su simiente está en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”. El diablo peca desde el principio, es decir, continuamente sin el deseo de cesar de pecar y lo hace sin remedio. Mas el creyen­te, no peca de esta manera. Si peca, puede arreglar la falta con Dios: ‘‘Hijitos míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el jus­to; Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad” 1 Jn. 2.1; 1.9, Obteniendo el perdón, lavado el pecado, el corazón vuelve al esta­do de paz y descanso espiritual,

2.   -HASTA QUE SEPAS COMO CAE LA COSA. Aquí tenemos la esperanza de la fe. A veces, parece que las cosas de nuestra vida van muy mal y nuestra fe está puesta a prueba. Las palabras de 2 P, 2.4 nos dicen: ‘‘¿Dónde está la promesa de su adveni­miento! porque desde el día en que los padres dur­mieron, todas las cosas permanecen, así como desde el principio de la creación”. Vemos que el pecado triunfa y la maldad impera. Nadie sabe lo que está delante de los acontecimientos de su vida, y en él entre tanto, el creyente forma parte de la compañía de Hebreos 6.12: ‘‘Que no os hagáis perezosos, más imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”.

3.   -PORQUE AQUEL HOMBRE NO PARARA. En estas palabras vemos prefigurada la administra­ción de Dios en los asuntos del mundo. Dios no dejó a Jacob hasta que había cumplido todos sus propósi­tos para con él. ‘‘Y he aquí, yo soy contigo, y te guardaré por donde quiera que fueres, y te volveré a esta tierra: porque no te dejaré hasta tanto que haya hecho lo que te he dicho” Gn. 28.15. Lo que a veces parece que desarregla nuestra vida es algo en los propósitos de Dios que hace evitar tener que arreglar en el Tribunal de Cristo: ‘‘Porque es menester que todos nosotros parezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, ora sea bueno o malo” 2 Co. 5.10. Dios, no dejó a Jacob hacer lo que él quería y al obligarlo a hacer Su voluntad, resultó la nación Judaica de la cual vino el Mesías, Cristo Jesús. Pode­mos ver la misma disciplina en las vidas de Abraham, David, Salomón y otros en el linaje mesiánico. Si obraban de acuerdo con la voluntad de Dios, se les dejaba, pero si se desviaban del camino que antes Él les había trazado, no los dejaba hasta que las cosas se habían arreglado de acuerdo con el plan divino.

4.   -HASTA QUE HOY CONCLUYA EL NEGO­CIO. Aquí vemos la gloriosa consumación, Dios con­cluye el negocio en su propio tiempo. Su "hoy” ha durado ya casi dos mil años, pero al fin vendrá el Señor, según el plan de Dios. Todavía es el “hoy” de la gracia, cuando los hombres pueden ser salvos. Cuando el Señor tuvo doce años comenzó el "negocio” de su Padre y el fin de su obra lo vemos en Apoca­lipsis 21.6, donde dice: "Y díjome: Hecho es. Yo soy Alpha y Omega, el principio y el fin”. El negocio pues, de Noemi tuvo su fin.

(a)     La herencia fue redimida según la ley,

(b)     El casamiento de Ruth, según la voluntad de Dios en el linaje del mesías; de Booz vino David de quien vino el Salvador del mundo.

E. Gray

Contendor por la fe, N° 55 y 56 de 1944

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