“No
puede ser perdedor quien entrega lo que no es posible guardar a fin de ganar lo
que no se podrá perder jamás” (cf. 2 Corintios 6:10)
Jim Elliott, 1956
Blog correspondiente a la publicación mensual de la revista homónima. Aquí encontrará temas de edificación cristiana y de aprendizaje personal.
“No
puede ser perdedor quien entrega lo que no es posible guardar a fin de ganar lo
que no se podrá perder jamás” (cf. 2 Corintios 6:10)
Jim Elliott, 1956
1.
Es provechoso leer la Biblia por la
mañana, con la mente reposada. Así usted entenderá y recordará mejor lo que
haya leído. Además, su corazón se fortalecerá para la lucha y los afanes del
día; usted estará provisto de “la espada del Espíritu, que es la Palabra de
Dios” (Efesios 6:17). Dicha Palabra es “viva y eficaz, y más cortante que toda
espada de dos filos” (Hebreos 4:12). ¡Cuántas veces experimentará que la
Palabra de Dios es “viva” cuando note cómo la porción que haya leído por la
mañana se aplica precisamente a sus experiencias del día!
2.
Al abrir su Biblia pida a Dios, en una
corta oración, que le ayude a entender lo que Él desea enseñarle.
3.
Lea atentamente en la Biblia la porción
diaria indicada en el encabezamiento de cada página de «Cada día las
Escrituras».
4.
Luego hágase por ejemplo las siguientes
preguntas: ¿Qué me enseña este pasaje sobre Dios? ¿Qué me enseña sobre el Señor
Jesucristo? ¿Qué promesas contiene? ¿Me son dados ejemplos a seguir, órdenes o
exhortaciones?
5.
No cierre su Biblia, y lea ahora el
texto correspondiente con un comentario. Cada vez que vea una cita bíblica,
búsquela en las Escrituras.
6.
Utilice el espacio libre debajo del
texto para anotar referencias, pensamientos, o preguntas con relación a la
porción bíblica estudiada.
7.
Si algo le parece demasiado difícil, no
se desaliente. Siga con su lectura, pues Dios le ayudará a comprender su
Palabra poco a poco.
8.
Termine su encuentro con Dios por la
oración. Pídale también que le ayude a poner en práctica lo que ha aprendido de
Su Palabra. Es importante que la lectura de la Biblia sea seguida por la puesta
en práctica de sus enseñanzas.
Tengámoslo
siempre presente, ¡la Biblia es
la Palabra de Dios! Cristo es el tema principal de las
Sagradas Escrituras: “Éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el
Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre”
(Evangelio según Juan 20:31).
Nadie
puede alcanzar la salvación y la vida eterna por sus “buenas obras” o sus
“méritos”, pues la Biblia afirma que “no hay justo, ni aun uno… Porque no hay
diferencia, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios…
La paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro” (Romanos 3:10, 22-23; 6:23).
Dios
ofrece su salvación gratuitamente a todos los que se arrepientan, confiesen sus
pecados y creen en Jesús, el Salvador. “Dios nuestro Salvador… quiere que todos
los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo
2:3-4).
¡Que Dios bendiga la lectura de las
Sagradas Escrituras para su alma! ¡Quiera Él que aprenda a amarlas y, por medio
de ellas, a conocer mejor y amar cada vez más al Señor Jesucristo!
Adaptado De la serie Cada día las
Escrituras
Michael Penfold, Bicester, Inglaterra
Precious Seed número 56-4
El primer paso para responder a esta pregunta es estar
seguro de saber lo que la salvación es realmente.
¿Sabe qué sucedió cuando fue
salvo? Es decir, cuando de verdad,
verdad confió en Jesucristo como su único, suficiente Salvador. Veamos algunos
pasajes de la Biblia—
•
Usted
fue convertido; Dios le dio media vuelta — Hechos 3.19: 'Arrepentíos y
convertíos, para que sean borrados vuestros pecados'.
•
Usted
fue redimido; fue recomprado — 1 Pedro 1.18: 'Fuisteis rescatados de vuestra
vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas
corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo'.
•
Usted
fue regenerado; se le dio una vida nueva — Santiago 1.18: 'Él, de su voluntad,
nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus
criaturas'.
•
Usted
fue reconciliado; se le dio paz — 2 Corintios 5.19: 'Dios estaba en Cristo reconciliando
consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos
encargó a nosotros la palabra de la reconciliación'.
•
Usted
fue santificado; fue puesto aparte para Dios— 1 Corintios 1.2: '... a los
santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en
cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y
nuestro'.
•
Usted
fue justificado; Dios le imputó el pecado suyo a Cristo y le imputó santidad a
usted. El juez del universo le ha declarado justo — Romanos 3.28: 'Concluimos,
pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley'.
•
Usted
fue adoptado; no sólo ha nacido en la familia de Dios como hijo suyo, sino ha
sido incorporado en la familia de Dios como hijo— Romanos 8.15: 'No habéis
recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que
habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!'
Además, fue sellado por el Espíritu Santo. Él
vino a morar en usted. Fue bautizado en Él y ungido por Él—
• • Efesios 1.13 '... habiendo oído la palabra de
verdad, el evangelio de vuestra
salvación, y habiendo creído en él [Cristo], fuisteis sellados con el
Espíritu Santo de la promesa'.
•
Juan 14.17 '... el Espíritu de verdad,
al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros
le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros'.
•
1 Corintios 12.13 'Por un solo Espíritu
fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos [gentiles], sean
esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu'.
•
1 Juan 2.27 'La unción que vosotros
recibisteis de él [Cristo] permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que
nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es
verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él
[Cristo]'.
Usted recibió la vida eterna,
como expresa aquel famoso versículo Juan 3.36. Por estar ahora 'en Cristo' está
predestinado a ser conformado a la imagen suya — Romanos 8.29 'A los que antes
conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de
su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos'.
Ha venido de las tinieblas a la luz, de la muerte a la
vida y del poder de Satanás a Dios. Una vez era ciego, ¡pero ahora puede ver! —
Efesios 1.3 'Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos
bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo'.
Todas estas cosas se aplicaron a usted el momento en que
fue salvo. Son verdades "posicionales" que aplican a cada verdadero
creyente, cada persona que de veras ha nacido de nuevo. Vamos a decirlo una vez
más — son verdades que tienen que ver con qué
somos en Cristo, y no con cómo
estamos día a día.
Así
que, si fuera cuestión de perder su salvación, ¡Dios tendría que anular estas
verdades cada vez que usted la pierda!
¡Pero yo peco todavía! Algunos creyentes piensan erróneamente que al ser salvos
Dios perdonó solamente los pecados que habían cometido hasta ese momento. Les
parece que tienen que confesar sus pecados día tras día solamente para
"quedarse salvos", y que si cometen un pecado suficientemente grande
ellos tendrán que ser salvos otra vez.
Y otra vez, y ... Sin embargo, cuando Dios justifica a un
pecador, Él quita su culpabilidad pasada, presente y futura. El pecador es
declarado justo sobre la base de la muerte de Cristo. Reflexione sobre esto;
cuando Cristo murió en la cruz usted ni había nacido, ¡de manera que todos sus
pecados estaban aún en el futuro!
Ahora que ha creído en el Señor Jesucristo, todos sus
pecados son vistos por Dios como habiendo sido limpiados por la sangre de
Cristo. — Romanos 4.7,8. “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son
perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el
Señor no inculpa de pecado”. En el caso que peque, debe confesar este pecado a
Dios — 1 Juan 1.8,9 “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros
mismos, y la verdad no está en nosotros”.
Esto es para mantener su comunión con el Padre, no su
salvación. Cuando Dios nos adopta a su familia somos hechos verdaderos hijos
suyos — 1 Juan 3.1 'Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos
llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a
él'.
Aun cuando el niño en una familia humana pueda
desobedecer a sus padres y ser castigado, nada puede cambiar el hecho que es
todavía hijo de ellos. Así es con nosotros. Dios no se deshará de ninguno de
sus verdaderos hijos,
¿Esto quiere decir que puedo
vivir como quiero?
Esta fue la objeción "lógica" en los días de
Pablo, pero él preveía el reto —
Romanos 6.1,2 '¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el
pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos
muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?'
Al ser salvo, usted murió al pecado y cambió de señores.
En vez de servir al pecado usted sirve ahora a Cristo. No está libre para hacer
lo que quiera, sino "libre" ahora para hacer la voluntad de Dios.
Cualquier auténtico cristiano que 'vive como quiere' será castigado por su
Padre.
Hebreos 12.6 al 11 habla de esto. Cualquier cristiano
profesante cuyo estilo de vida nunca cambió, sólo hace ver que nunca fue salvo
— Hebreos 12.8 'Si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes,
entonces sois bastardos, y no hijos'. Considere el caso de Judas. Él no perdió
su salvación. El Señor dejó eso en claro al decir a los doce discípulos,
'Vosotros limpios estáis, aunque no todos,' Juan 13.10. Judas era un apóstata,
no un incumplido, y fue a su propio lugar.
¿Pero qué de esos
versículos peliagudos?
Vamos a ojear seis versículos clásicos que se usan al
intentar enseñar que los creyentes pueden perder su salvación—
•
Juan
15.6 “El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y
los recogen, y los echan en el fuego, y arden”.
Estos versículos en Juan 15 tratan de permanecer en
Cristo y se refieren a nuestra comunión con Él, no a nuestra unión con Él. El
Señor Jesús mismo habla en el 15.10 de su permanencia en el Padre, porque Él
guarda los mandamientos del Padre. Cristo no estaba intentando conservar su
unión con el Padre, sino estaba conservando su comunión con Él. El lenguaje
figurativo del 10.6 habla de un creyente que pierde su testimonio ante hombres,
pero no ante Dios, por falta de comunión con Cristo. Son los hombres que
recogen y queman; Dios no lo hace.
•
Gálatas
5.4 ‘De Cristo os desligasteis ...'
Para muchos cristianos es repulsiva la idea de ganar la
salvación por obras, pero a la vez ellos están intentando conservarla por
obras. Son un mismo error. Usted no puede guardar por obras lo que recibió por
fe. Uno no gana un regalo, ni trabaja para que sea suyo. Romanos 6.23 reza: 'La
paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús
Señor nuestro'.
De
manera que desligarse de Cristo, en el contexto de la Epístola a los Gálatas,
quiere decir que los creyentes que intentan guardar la ley de Moisés para
"quedarse salvos" se han desligado del sentido legítimo de la
salvación por gracia. No han perdido su salvación, pero han perdido su
apreciación y comprensión de lo que la gracia es en realidad.
•
Colosenses
1.21 al 23 'A vosotros también ... os ha reconciliado ... si en verdad
permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del
evangelio'.
¿Este versículo enseña que la salvación es condicional?
No. Muy a menudo la palabra "si" en la Biblia quiere decir, "en
vista de", o, "por cuanto". Si me pide apagar la luz, quizás yo
respondería, "Si usted lo dice". El uso de la palabra "si"
no necesariamente expresa duda. Estos versículos quieren decir sencillamente,
"si, como es el caso, ustedes permanecen firmes ..." La perseverancia
en la fe es, por tanto, una prueba de la salvación, y no una condición para
ella.
•
Hebreos
6. 4-6 'Es imposible que los que una vez fueron iluminados ... y recayeron,
sean otra vez renovados para arrepentimiento'.
¡Esta gente nunca fue salva! Ellos fueron iluminadas,
pero no salvadas Gustaron, pero no bebieron. Experimentaron poder espiritual
pero no nacieron de nuevo personalmente. Eran gente judía que había salido del
judaísmo que rechaza a Cristo; llegaron a conocer la verdad, pero no llegaron a
poner fe personal en Cristo. Ellos entonces volvieron al judaísmo y apostataron
en el sentido que rechazaron lo que sabían de Cristo, rechazando la luz que
habían recibido.
El contexto muestra claramente que el escritor de la
Epístola a los Hebreos no hablaba aquí de creyentes. Lea cuidadosamente el 6.9:
'En cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que
pertenecen a la salvación." Si este versículo quería decir que un
verdadero creyente podría perder su salvación, obsérvese que el 6.6 dice que es
imposible arrepentirse de nuevo. ¡Perderla según Hebreos 6.4 al 6 sería una
pérdida permanente!
•
Hebreos
10.26 'Si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento
de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados'.
Si este versículo quiere decir que está perdido el
creyente que peca a propósito, ¡entonces todos los creyentes están perdidos,
porque todos los creyentes pecan deliberadamente! ¡No se engañe pensando que
todo pecado es un accidente!
Tenemos que entender este 'pecar voluntariamente' en el
contexto de todo el libro de Hebreos. Acuérdese, el trasfondo es judaico. El
pasaje se refiere a aquellos judíos que adquirieron una comprensión académica
del Mesías y luego volvieron a un judaísmo ritualista que le rechaza.
En el 10.39 se contrasta la posición del verdadero
creyente con la de estos apóstatas: 'Pero nosotros no somos de los que
retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del
alma'. El auténtico creyente puede caer en pecado, pero nunca puede ser un
apóstata.
•
2
Pedro 2.20 'Si habiéndose ellos escapado ... enredándose otra vez en ellas son
vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero'.
De nuevo, se trata de la apostasía. Los creyentes son
ovejas — 'la grey de Dios que está entre vosotros', 1 Pedro 5.2— pero aquí
Pedro está hablando de perros y puercos, 2.22. Esta gente nuca era salva. Son
también aquellos que tenían un conocimiento académico de la verdad, pero
volvieron a filosofías mundanas en busca de salvación.
Cuatro preguntas que no admiten respuesta—
Aquellos que le enseñan que usted puede perder su salvación
se esquivan de lo específico. ¿Cómo contestaría usted las preguntas sencillas
que siguen?
•
¿Qué
pecado tiene que usted para perder su salvación? ¿Un robo? ¿Una grosería? ¿Una mentira? ¿Diez mentiras? ¿Cincuenta? No
hay una respuesta específica a esta pregunta, sino pura especulación.
•
¿Cómo
sabría que había perdido su salvación? Otra vez, no hay una manera objetiva de
saber esto, sólo emociones y supuestos.
•
Habiendo
perdido su salvación, ¿qué haría para tenerla de nuevo? Si fue salvo por creer,
¿cómo va a creer otra vez? No puede. Ningún auténtico creyente, a quien Cristo
fue revelado a su alma, podría "creer otra vez".
•
¿De
un solo ejemplo en la Biblia de una persona que fue salva, perdió su salvación
y la ganó otra vez? No hay un solo caso en la Biblia entera.
Finalmente,
vamos a ver algunos trozos en las Escrituras que prueban la gloriosa verdad de
que "una vez en Cristo, en Cristo
para siempre"—
•
Juan
5.24 'De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me
envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a
vida'. Esta es una calle de una sola vía; no hay vuelta atrás.
•
Juan
10.27,28 'Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y [1] yo les
doy vida eterna; y no perecerán jamás, [2] ni nadie las arrebatará de mi mano'.
¿Qué puede ser más claro?
•
Efesios
4.30 'No contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados
para el día de la redención'. El sello de propiedad está garantizado a quedar
vigente hasta el momento del regreso del Señor.
•
Filipenses
1.6 ‘... estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena
obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo'. Una vez más encontramos que
Dios promete llevarnos hasta el final.
•
2
Timoteo 1.12 'Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para
guardar mi depósito para aquel día'. Si nuestra salvación dependiera de
nosotros, la hubiéramos perdido tiempo atrás. ¡Gracias a Dios que Él puede
guardar!
Que el Señor nos ayude a apreciar la verdad de la
seguridad eterna del creyente y, en la confianza de plena certeza, comenzar a
servirle por amor, y no por algún temor de que Él nos echará fuera si no
cumplimos con alguna desconocida norma de santificación.
2 ¾ Dios
¿Hay
Dios?
Las Sagradas
Escrituras no argumentan sobre la evidencia de que Dios es. Ellas más bien
declaran que existe y que “es necesario que el que se acerca a Dios crea que le
hay”, Hebreos 11.6. Para ilustrar esta verdad, Hebreos 3.4 dice: “Toda casa es
hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios”.
El hombre debe
saber esto porque vemos a Dios en la creación. Declara Romanos 1.20: “Las cosas
invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde
la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas”. Así,
quien dice que no hay Dios, manifiesta que está ciego ante la evidencia y no
quiere reconocer a su Dios.
¿Cuántos
Dioses hay?
“Hay
un solo Dios”, y agrega 1 Timoteo 2.5, “un solo mediador entre Dios y los
hombres”. Los muchos dioses de los hombres son ídolos. El único Dios se revela
en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Aunque no se encuentra
en
Nadie puede
comprender o explicar cómo un solo Dios puede ser tres personas, porque somos
humanos y finitos, pero Él es divino e infinito. Lo creemos porque
¿Cómo
es Dios?
·
Dios es invisible e inmortal. Es “el Rey
de los siglos, inmortal, invisible, [el] único y sabio Dios”, 1 Timoteo
1.17. Leemos en Juan 1.18: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que
está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”. Aunque nadie ha visto la
Trinidad divina, ella se ha manifestado en la persona del Señor Jesucristo,
quien era y es Dios manifestado en carne; 1 Timoteo 3.16.
·
Dios es todopoderoso. Todo es posible
para Él; dijo Jesús en una ocasión que cierta cosa es imposible para los
hombres, “más para Dios todo es posible”. Por esto le honramos y confiamos en
Él.
·
Dios ve todo y sabe todo. Él conoce el pasado,
el presente y el futuro de todo y todos. Por esto también le tememos: “Todas
las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar
cuenta”, Hebreos 4.13.
·
Dios es Espíritu. Juan 4.24 añade a esto
que los que le adoran, lo hacen en espíritu y en verdad. Léase el relato sobre
la visita de Pablo a Atenas, Hechos 17.16 al 34, notando que “no debemos pensar
que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de
imaginación de hombres”. Él no habita en templos hechos por manos humanas,
explicó el apóstol. Estando Él en todas partes, y siendo un santo ser, no
debemos procurar reducirle a figuras que agradan nuestras imaginaciones ni
intentar adorarle por medio de imágenes. Como dijo Pablo en esa misma ocasión,
“Él no está lejos de cada uno de nosotros”.
·
Dios es santo y puro. Él odia el pecado.
Por tanto, debemos reverenciarle y reconocer que no es como nosotros. En su
morada “no entrará ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira”,
Apocalipsis 21.27.
·
Dios es amor. Él no hace acepción de
personas; su amor se extiende a todo el mundo. “Nadie tiene mayor amor que
este, que uno ponga su vida por sus amigos… Dios muestra su amor para con
nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”, 1 Juan
4.8, Juan 15.13, Romanos 5.8.
·
Dios es justo. Siendo a la vez santo, Él
no puede permitir que su amor le haga mentiroso. En misericordia ofrece perdón
a todo pecador para limpiarle y darle entrada al cielo. Esto puede ser
solamente a base del arrepentimiento del pecado para recibir el perdón. Dios es
justo en su palabra y con justicia juzga a todos los que rechazan su oferta de
amor.
Jesús
dijo en Juan 3.16 al 18: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga
vida eterna. El que en él cree no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido
condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”.
¿Qué
ha hecho Dios?
1.
¿Qué explicación tiene usted para el
retiro de los dones milagrosos?
àAl
comienzo de la actual dispensación Dios obró milagros para confirmar Su
Palabra. Teniendo, como tenemos, una Biblia completa, los milagros son
superfluos (véanse Mr 16:20 y He 2:3, 4).
2. Hay
dos exhortaciones en 1 Co 14 con las cuales debe estar familiarizado todo aquel
que escucha en la Asamblea. Ambas comienzan de este modo: «Hágase todo».
Localícelas y cítelas ambas.
à1 Co 14:26:
«Hágase todo para edificación» y 1 Co 14:40: «Hágase todo decentemente y con
orden».
3.
Los creyentes, aunque renacidos, tienen
aún la naturaleza pecaminosa en ellos, por tanto, con frecuencia hacen cosas
que desagradan al Padre. ¿Qué es necesario hacer por parte de todo creyente, a
fin de evitar que el Padre tenga que castigarle?
àExaminarse
a sí mismo delante de Dios (1 Co 11:31).
4.
¿Qué práctica debe seguir el creyente
para conservarse limpio?
àSentarse
a solas con Dios y leer el Salmo 139 como una oración a Él, salida del corazón.
5.
¿Qué nos mandó hacer el Señor Jesucristo
para ayudarnos los unos a los otros a guardarnos limpios?
àÉl
mandó que nos lavásemos los pies los unos a los otros (Jn 13:14, 15).
6.
¿Cómo puede usted proceder a lavar los pies
de otro creyente, los cuales necesitan lavamiento?
àAcercándome
a él, y con amor y oración hacer que la Palabra de Dios surta su efecto en el
corazón y la conciencia del hermano, de modo que éste se juzgue a sí mismo,
confiese sus pecados al Señor y se aparte de ellos.
7.
A los creyentes se les ordena que no
pequen, pero si pecaren, ¿qué ha provisto Dios al efecto?
àLos
creyentes tienen un abogado para con el Padre, a Jesucristo el Justo. Si
confesaren sus pecados al Padre, Él los perdonará, y los limpiará de toda
maldad (1 Jn 2:1; 1:9).
8.
Se nos dice en el Salmo 93:5 que la
santidad conviene a la Casa de Dios para siempre. ¿Cuál es la Casa de Dios al
presente?
àLa Casa de Dios que es la Asamblea (1 Ti 3:15).
Fred Wurst
Ramá, Bet-el, Gilgal, Mizpa, Ebenezer
1. Ramá
significa
un lugar alto.
Este era el
pueblo donde el profeta Samuel tenía su casa. (1 Samuel 7:17) El significado de
Ramá se ajusta muy bien al carácter de aquel gran hombre, que a despecho de la
inmoralidad en que el pueblo se había entregado en días de los jueces de
Israel, y a la falta de probidad y temor a Dios del rey Saúl, Samuel se
conservaba en su elevación moral, en su “lugar alto”, e íntegra separación.
Cuando
a Abraham y Lot les tocó escoger, Abraham quedó muy complacido de escoger a
Hebrón en las alturas. (Génesis 13:18) También los discípulos del Señor Jesús
se reunían en el aposento alto. En esta medida los creyentes deben vivir en
este mundo, sin pecar de pretenciosos, mucho menos de fariseos. La separación
del creyente es su “Ramá”. El hijo de Dios que vive en su línea de separación,
que no contemporiza con la vanidad de este mundo, está dando una demostración
práctica que ha nacido de arriba; está en su metamorfosis. Habiendo vivido
abajo cuando estaba en sus pecados, al oír el evangelio y recibir a Cristo como
su Salvador, sabe que ha pasado de muerte a vida, que su ciudadanía es
celestial. Está por encima de las inmundicias de abajo; como los tesalonicenses
“sirviendo a Dios” y esperando a su Hijo de los cielos”. (1 Tesalonicenses
1:9,10)
¿Cómo puede estar
esperando al Señor un individuo que no vive en separación, que está gravemente
metido en las cosas de este mundo? Lo primero que a uno le viene a la mente es
el caso de Lot, y algunos se consuelan con saber que a pesar de todo Lot no se
perdió; que Dios es grandemente misericordioso, que siempre que el creyente no
esté practicando esos pecados demasiado vergonzosos. Yo cito lo que dijo
Agustín: Hay un caso de arrepentimiento a la orilla de la muerte para que nadie
desesperare, pero hay sólo uno para que nadie dependa de ello”.
2. Bet-el
significa
casa de Dios. (Génesis 28:16-19)
Esto implica
sencillamente donde Dios habita. Otro gran hombre escribió: “La santidad
conviene a tu casa”. (Salmo 93:5) Jacob jugó que no era prudente subir a la
casa de Dios de cualquier manera, y ordenó “a su familia, y a todos los que
estaban en su casa: “Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y
limpiaos, y mudad vuestros vestidos. Levantémonos y subamos a Bet-el”. (Génesis
35:1-4)
Jacob, que no
tenía tanta luz como la que nosotros tenemos, exigió limpieza para acercarse a
la casa de Dios. ¡Cuánto más cuidado debemos tener los creyentes cuando
asistimos al culto! Nos reunimos en la casa de Dios para adorar; debemos hacer
examen primero. (1 Corintios 14:29-35) En el culto de oración, ore con inteligencia.
(1 Corintios 14:15-17) En el culto de predicación, observe las razones lógicas,
sin desborde de palabras. (Eclesiastés 5:2) Tu conducta sea santa y de
reverente temor. (1 Timoteo 3:15, Santiago 2:1-4, 1 Timoteo 2:9,10)
Es indecoroso
que el hermano o hermana se presente al culto descuidadamente, con ropas
desaseadas, en camisa, sin corbata, sin afeitarse, sin peinarse, sin pasar un
paño a los zapatos, sentarse en el banco o la silla y cruzar la pierna de la
manera que forma un número 4, como si estuviera en un patio de bolas. Si tiene una
tos persistente, mejor es no ir al culto hasta mejorar. Si tiene niños
malcriados, imprudentes, llorones, siéntese en un asiento junto a la puerta, y
cuando el niño empiece a molestar, sáquelo fuera para que se calme. Cuando vea
que hay mala crianza, aplique dos nalgadas en las asentaderas, que no sean con
un pañuelo.
Si ese es nuestro
proceder en la casa de Dios, y “entra algún incrédulo o indocto, por todos es
convencido; por todo es juzgado, lo oculto de su corazón se hace manifiesto, y
así postrándose sobre el rostro adora a Dios, declarando que verdaderamente
Dios está con vosotros”. (1 Corintios 14:24,25)
3. Gilgal
significa
rodar, o muerte a la carne. (Josué 5:9)
El Gilgal fue
circuncidada la nueva generación de Israel. Dios hizo renovar su señal en
Israel, para que se identificaran como pueblo de Dios en la tierra. Gilgal para
Israel representa el Calvario para el creyente; nos recuerda la cruz de Cristo
donde dimos muerte a la carne. Nos recuerda nuestro bautismo, cuando fuimos
sepultados y resucitados para andar en novedad de vida. (Romanos 6:4) Israel no
puede deshacerse de su señal. El creyente en Cristo tampoco. “Llevando en el
cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de
Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. (2 Corintios 4:10)
Entre los lugares que
Samuel frecuentemente visitaba estaba Gilgal. (1 Samuel 7:16) También nosotros
debemos tener fresco recuerdo cuando dimos muerte a la carne. “Para no vivir
según la carne, sino según el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en
vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”. (Romanos
8:9)
4. Mizpa
significa
atalaya, que es uno que está vigilando, divisando o espiando. (Oseas 5:1,2, 2
Reyes 25:23)
De este nombre había
siete lugares en Israel. La repetición profusa de este nombre es indicio
evidente de su significado. Es precisa la vigilancia personal (2 Juan 8, 1
Timoteo 4:16, 1 Corintios 9:27); vigilancia en la oración (Mateo 26:41, 1
Timoteo 2:1-4,8); vigilancia en asistir a los cultos (Hebreos 10:25, 1
Corintios 14:26); vigilancia en leer las Escrituras; vigilancia en vuestra
familia; vigilancia en las ovejas de Cristo; vigilancia en la venida del Señor
(1 Timoteo 4:13, Lucas 12:39, Hechos 20:28, 1 Tesalonicenses 5:1-8)
5. Eben-ezer
significa
piedra de ayuda. (1 Samuel 7:12,13)
Hombres y
mujeres espirituales como Samuel son los que pueden reconocer cuán
misericordioso es el Señor, que, con un pueblo tan infiel e inconstante, cono
todo Dios había sido fiel, no había faltado a sus promesas. Por la ayuda que de
nuevo les dio Dios en aquel día, Samuel levantó aquel monumento, Eben-ezer.
Hermanos, ¡cuán
agradecidos debemos ser nosotros! “La piedra que les seguía era Cristo! Con
nosotros también. Nos soporta, nos consuela, nos anima, nos socorre. “Gracias a
Dios por su don inefable”. (2 Corintios 9:15) Él es nuestro Eben-ezer.
José Naranjo