por K.T.C. Morris
3.1 al 13: Un preso para ustedes
Pablo está encarcelado. Es consecuencia de haber traído
el evangelio a los gentiles, despertando la envidia de los judíos. Pero él no
habla de ser prisionero del César. Es prisionero de Cristo Jesús, todavía en
manos de su Salvador amante y sabio, y reconoce que es la voluntad de nuestro
soberano Señor para él.
Más adelante pide oración, no para que sea liberado de la
cárcel, sino gracia para ser fiel en ella. “… preso en el Señor, os ruego que
andéis como es digno … orando … por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea
dada palabra”, 4.1, 6.18 al 20.
¿Cuántos han sufrido por nosotros al declarar todo el
consejo de Dios? ¡Cuántos han sufrido la hoguera para que contáramos con las
Escrituras en nuestro propio idioma! ¡Y cuántos están presos aun hoy! Recordémoslos
y oremos por los que están detenidos.
El Señor nos lleva a un lado de varias maneras para
revelarse y hacernos conocer su voluntad para nosotros. Pablo se maravilla ante
el favor que le es concedido al ser escogido para hacer conocer los secretos
que por siglos estaban ocultos. El Antiguo Testamento enseñaba que los gentiles
serían bendecidos con Israel. “Alabad, naciones, a su pueblo, porque él … hará
expiación por la tierra de su pueblo”, Deuteronomio 32.43. Pero ahora, dice
Pablo, ambos son incorporados en un solo cuerpo nuevo. Cualesquiera nuestros
antecedentes antes de la conversión, somos coherederos de una herencia eterna,
miembros en común del cuerpo y copartícipes de las promesas de Dios. 3.6.
Cuán honrado fue Pablo al predicar las riquezas de Cristo
que no admiten límite, explicación ni comprensión, ¡sino pertenecen sólo a
Cristo glorificado! Él ya se ha descrito como el menor de los apóstoles, pero
ahora es “menos que el más pequeño de todos los santos”. Cuando nos acordamos
de la esterilidad de nuestros días de inconversos y la sorprendente bondad de
Dios, ¿cómo podemos pensar que somos algo en nosotros mismos?
“¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste
todas ellas con sabiduría”, Salmo 104.24. Esta es la alabanza de la primera
creación, pero ahora Dios está desplegando a las inteligencias invisibles su
multiforme sabiduría a través de la nueva creación que nunca será manchada por
el pecado. Es su sabiduría, de múltiples colores y belleza como el arco iris,
la que se ve en
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