Vasti
“La reina Vasti no quiso comparecer a
la orden del rey” (Ester 1.12).
La
historia está en Ester 1.1-22 y 2.1-4.
Hemos estudiado acontecimientos en las vidas de mujeres
que mostraron su fe en Dios. La reina Vasti vivía en un país pagano y no hay
evidencia de que creía en el Dios verdadero, pero parece que nos dejó un
ejemplo de la verdadera modestia femenina.
Vasti era la bella esposa de Asuero, rey de Persia, cuyo
reino ocupó más de la mitad del mundo conocido en aquel entonces. Esta historia
sucedió en el período entre Esdras 6 y 7.
Para demostrar “las riquezas de su glorioso reino”, el
rey celebró un banquete por seis meses para todos sus funcionarios en Persia y
Media, culminando con otro banquete por siete días. La reina Vasti, por su
parte, celebró en el palacio del rey un banquete para las mujeres.
Hubo abundancia de vino en el segundo banquete del rey.
Asuero estaba ebrio cuando mandó a sus siervos que trajesen a su presencia a la
reina Vasti con su regia corona puesta, a fin de desplegar su belleza ante los
dignatarios y el pueblo. En aquel país las mujeres vivían retiradas y no salían
en público mostrando la belleza de su cuerpo. Si el rey hubiera estado en su
juicio cabal no habría hecho esa indecorosa exigencia.
Vasti rehusó presentarse delante de esa multitud de
hombres intoxicados y no le dio al rey la oportunidad de degradarla para
satisfacer el capricho de su embriaguez. Asuero, desconcertado y furioso,
preguntó a sus consejeros qué debía hacer con la reina Vasti.
Llegaron
al acuerdo de que tenía que ser dispuesta por medio de un decreto real que
decía que todo marido tenía que afirmar su autoridad sobre su propia esposa. El
decreto fue divulgado en todo el reino: “Que Vasti no venga más delante del rey
Asuero; y el rey haga reina a otra que sea mejor que ella”. Tal vez aquellos
hombres estaban más preocupados por sus propios derechos que por los del rey.
El resultado para Vasti fue que ella ya no era la esposa
del rey, ni era reina, ni podía casarse con otro hombre. Vasti sufrió mucho por
su decisión de no aparecer ante aquellos hombres.
La cristiana debe evitar poner a un hombre en una
situación de tentación. Debe procurar la pureza en sus pensamientos, su vestir
y su comportamiento. Aparte de la salvación de su alma, el tesoro de más valor
para la cristiana soltera es su virginidad.
En la historia de Vasti vemos los hechos providenciales
de Dios en un país pagano antes de que Ester, una mujer judía, llegara a ser
reina de Persia. “Porque de Jehová es el reino, y Él regirá las naciones”
(Salmo 22.28).
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