viernes, 29 de diciembre de 2023

Samuel, fiel guarda del pueblo de Dios

 He aquí ahora hay en esta ciudad un hombre de Dios, que es varón insigne: todas las cosas que él dijere, sin duda vendrán, 1 Samuel 9.6

 

Estas palabras, testimonio del criado de Saúl, expresan la alta estimación que sentían los israelitas por aquel consagrado profeta, sacerdote y juez, Samuel. Él fue el vaso especial de Dios en una época crítica como lo fueron los últimos días del período de los jueces, época típica de estos postreros días del testimonio de la Iglesia en la tierra.

En el versículo citado tenemos el requisito triple de un verdadero guía:

> en lo espiritual, un hombre de Dios

> en lo moral, un varón insigne u honorable

> en lo intelectual, conocedor de los pensamientos divinos

Separado

Esta hermosa combinación de carácter en Samuel fue lo que inspiró confianza de parte del criado de Cis y le conmovió a sacrificar la pequeña suma de dinero que cargaba, “la cuarta parte de un siclo de plata”, para obtener consejo y dirección en cuanto al camino.

En Hebreos 13.7 tenemos la exhortación de acordarnos de nuestros pastores, o guías, y ¡cuán importante es la obra de los guías espirituales en una asamblea! ¡Cuán necesario es que ellos sean hombres acostumbrados a andar en plena comunión con el Señor, requisito éste para cumplir un ministerio responsable!

Toda su vida Samuel fue nazareo. Su cabello largo le distinguía como separado a Dios y del mundo. Como nazareo no tocaba un cuerpo muerto, guardándose así de la contaminación de la carne. Su abstención del vino significaba que no vivía por los placeres de esta vida. A una edad temprana Dios le habló directamente, y llegó a ser hombre de su confianza y consejo. Esta comunión era tan íntima que Samuel podía hablar en el oído de Dios, 8.21, y Dios en el oído suyo, 9.15.

Samuel era un hombre de verdadera intercesión. Él tenía una conciencia ejercitada por el cuidado del pueblo de Dios, y sólo él pudo decir, “Lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros”, 12.23. Se podría escribir mucho más en cuanto a la aptitud de este hombre para la obra a la cual Dios lo llamó, pero baste esto para servir de ejemplo e inspiración a todos los que estamos procurando el bien espiritual del rebaño del Gran Pastor.

Honorable

En el Capítulo 12 leemos que él juntó a todo Israel y les convidó a testificar contra él si podrían acusarle de haberse comportado injustamente o con codicia como juez, o si había especulado con ellos en su ministerio como sacerdote. La respuesta unánime fue: “Nunca nos has calumniado, ni agravado, ni has tomado algo de mano de ninguno”.

Así fue el testimonio de Pablo cuando reunió a los ancianos de Éfeso, Hechos 20.33: “La plata o el oro, o el vestido de nadie he codiciado”. Pedro, rogando a los ancianos a cuidar la grey, hace referencia al asunto de la codicia: “No por ganancia deshonesta, sino de un ánimo pronto”.

Saúl y su criado llegaron a Samuel con su regalo, cosa de valor mínimo, pero el profeta le había apartado la espaldilla de la ofrenda de paz. ¡Le dieron unos centavos y él les dio una comida amplia! Saúl se asombró sin duda al ver una hospitalidad tan inmerecida, pero así fue este varón honorable; él devolvió la hospitalidad por la mezquindad. Ser hospedador es uno de los requisitos de un obispo o anciano; 1 Timoteo 3.2.

Entendido

El secreto de Jehová estaba con éste porque temió al Señor. Él pudo comunicarle a Saúl los pensamientos de Dios, ponerle en camino seguro y darle indicaciones para no perderse de nuevo. Samuel fue conocido como vidente, y uno de los lugares que frecuentaba era Mizpa, que quiere decir atalaya. Así veía las cosas desde el punto de vista de Dios. Además, tuvo valor para declarar “todo el consejo de Dios”.

En el libro de Jueces leemos mucho acerca de la idolatría, pero durante el largo período del ministerio activo de Samuel, después de haber conducido él al pueblo de Dios, no hay mención en el Capítulo 7 de la idolatría mientras él vivía.

Ejemplo

Mucho depende de la vida interior, la vida en familia, y la vida delante del mundo de parte de los ancianos, si una asamblea quiere traer bendición al pueblo del Señor. En fin, vienen a la memoria las palabras de 1 Pedro: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros,

Ø  cuidando de ella,

Ø  no por fuerza, sino voluntariamente;

Ø  no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto;

Ø  no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey”.

Santiago Saword

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