domingo, 16 de febrero de 2025

MUJERES DE FE DEL NUEVO TESTAMENTO (11)


 

María, madre de Jacobo

“Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo... quienes dijeron estas cosas a los apóstoles”. (Lucas 24.10)

La historia está en Mateo 27.55-56, 28.1, Marcos 16.1, 15.40, Lucas 24.10-11 y Juan 19.25.

En el Nuevo Testamento leemos las historias de seis mujeres llamadas María. Ellas son: María la madre de nuestro Señor, María de Betania, María Magdalena, María la madre de Juan Marcos, María de Roma y María la madre de Jacobo y José. Esta última María era la esposa de un creyente llamado Cleofas. Ellos tuvieron dos hijos, Jacobo y José; Jacobo fue uno de los doce discípulos.

En Mateo 27.56 es llamada la madre de Jacobo y de José, y en Mateo 28.1 es identificada como la otra María. En Marcos 15.40 es la madre de Jacobo el menor y de José, en Lucas 24.10 María madre de Jacobo y en Juan 19.25 María mujer de Cleofas.

Sabemos que esta María era una de aquellas mujeres que siguieron a Jesús durante su ministerio en Galilea, sirviéndole y dándole de sus bienes (Mateo 27.55-56). Esas mujeres lo acompañaron en su trayecto a Jerusalén y esta María también estuvo con María la madre de Jesús junto a la cruz donde fue clavado el Salvador (Juan 19.25).

Los discípulos huyeron para protegerse a sí mismos, pero algunas mujeres devotas estaban tan cerca de la cruz que podían oír las palabras del Salvador.

Muy temprano el domingo por la mañana ella, Salomé y María Magdalena fueron al sepulcro, y vieron que la piedra había sido quitada. María se reunió con las otras mujeres, y con ellas recibió el glorioso mensaje que los ángeles pronunciaron acerca de la resurrección de Jesús. Las mujeres salieron para comunicárselo a sus discípulos. Estaban en el camino cuando se les apareció Jesús, y Él las saludó. Las mujeres se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Jesús les comisionó que les dijeran a sus discípulos que se fueran a Galilea donde le iban a encontrar.

Esta noble mujer sirvió al Señor con sabiduría, abnegación y amor. Nunca buscó el primer lugar, pero estaba allí para ayudar y consolar. María, la madre de Jacobo, dejó una hermosa huella para las siguientes generaciones de mujeres cristianas y su fidelidad fue recompensada al ser una de las primeras personas en ver al Señor Jesucristo resucitado.

Por Rhoda Cumming


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