sábado, 6 de octubre de 2012

La Oración y los cultos de oración


Capítulo 3: Resumen
Este tratado está claro y es fuerte. Le hacemos un llamado a toda la Iglesia del Señor a que delante de Dios se enfrente con sinceridad a esta gran necesidad. ¿Sentimos la falta de poder en nuestras reuniones públicas? ¿Por qué hay tiempos estériles ante la mesa del Señor? ¿Por qué el aburrimiento y debilidad en la celebración de esta preciosa fiesta que debiera sacudir las partes más profundas de nuestro ser redimido?
¿Por qué hay falta de poder y edificación en nuestros estudios bíblicos? ¿Por qué la falta de fruto en nuestros servicios? ¿Por qué es que la Palabra no les llega al alma a las personas? ¿Por qué hay tan poco poder en nuestras reuniones?
Hermanos amados en el Señor, no estemos satisfechos con la presente situación. Le hacemos un llamamiento a todos los que ven la verdad de estas palabras, a que se unan en acuerdo y en oración ferviente. Vayamos como un solo hombre y caigamos ante el trono de misericordia. Esperemos en Dios con perseverancia para que dé un avivamiento a su obra, al progreso del evangelio y la cosecha, y a la edificación de Su pueblo.
Que sean nuestras reuniones de oración verdaderos cultos de oración, el lugar para expresar la necesidad y esperar bendición. Permitamos que estas reuniones sean el lugar donde el pueblo de Dios se reúne unánime para agarrarse del trono de Dios, para entrar en los verdaderos tesoros del cielo y sacar todo lo que quiere para sí mismo, para su familia, para toda la iglesia de Dios y para la viña de Cristo.
Este es el verdadero modelo de un culto de oración escritural. Dios permita que el pueblo de Dios en todas partes abra los ojos. ¡Que el Espíritu Santo nos conmueva e imprima el valor, la importancia y la necesidad urgente de estar unidos, de creer, de ser específicos, de insistir y perseverar en todas nuestras oraciones y cultos de oración!

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