¿Es Correcto o Incorrecto?
Lo más
importante es el cambio del "YO" del viejo hombre al nuevo hombre.
Este cambio no siempre se efectúa prácticamente en el momento de la conversión,
pues frecuentemente oímos a creyentes jóvenes decir, "Quiero ir al teatro
o al baile, pero no sería correcto ahora," o dicen "Yo quisiera
tener un vestido como fulana o tanto dinero como zutano." Aquí el
"YO" es claramente la vieja naturaleza, pues a la nueva no le
interesa el teatro o el baile y tampoco codicia. Con todo, la nueva vida se
hace sentir. No es necesariamente que hago cosas malas, sino que me veo a mí
mismo como la misma persona, pero con una nueva naturaleza dentro de mí.
Ahora miremos a una persona cuya "YO" ha cambiado. "Tengo
deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor," dijo
Pablo. O, tomemos el caso de un joven cristiano que sinceramente puede decir,
"Yo prefiero no ir al baile o al teatro, porque no me daría placer."
En ambos expresiones el "YO" es la nueva naturaleza, pues la vieja no
desea estar con Cristo sino que ama las cosas mundanales.
Soy Una Nueva Criatura
Considerando lo
arriba dicho se podrá comprender fácilmente cómo las mil cosas que antes me
eran trampas y tentaciones cuando "YO" todavía estaba aliado con la
vieja naturaleza, ya no lo son, ahora que "YO" vivo prácticamente en
el poder de la nueva naturaleza, ahora que ya no pienso de mí mismo que soy un
hombre con una nueva vida, sino que soy una nueva criatura en Cristo Jesús,
pero con el pecado todavía habitando en mí.
Debido a su
gran importancia, hemos considerado este tema repetidas veces. Es maravilloso
cuando un joven creyente se da cuenta prácticamente que sus pensamientos, sus
sentimientos, sus placeres han cambiado, no por algo que él mismo haya hecho,
sino porque él se deleita en ello "según el hombre interior".
La única manera
de lograr esta verdadera felicidad cristiana es tratar diariamente de agradar
a Cristo, procurando siempre vivir en la vida nueva. Debo verme a mí mismo como
un cristiano, y nunca permitidme pensar: "Bueno, por supuesto,
"YO" lo desearía, pero ahora yo soy un Cristiano." No, si yo SOY
Cristiano, quien lo desearía sería el pecado que habita en mí. Usted debe
reconocer que todavía tiene pensamientos perversos y pasiones, pero debe considerarlos
como entremetidos y no como usted mismo.
Voluntarios o Regulares
Indudablemente
entre los lectores de estas líneas, habrá cristianos en quienes el pecado es un
elemento extraño y habrá otros cuya vieja naturaleza es todavía ellos mismos.
Para explicarnos mejor, comparemos a estos a los soldados voluntarios y a los
otros a los soldados regulares del ejército. Por fuera ambos llevan el
uniforme militar, ambos llevan armas, ambos han sido entrenados, ambos son
soldados; sin embargo, entre los dos existe una diferencia inmensa.
Si el
voluntario es un artesano o un mercader, cuando tiene puesto su uniforme
todavía es un artesano o un mercader. Piensa en su trabajo o su negocio y
considera que ser un soldado voluntario es algo temporal ya que en verdad él es
un civil y no un militar.
No sucede igual
con el soldado regular de línea. Puede ser que él también haya sido un artesano
o un empleado, pero ya no lo es más. No es simplemente el hecho que lleva un
uniforme militar, sino que él mismo es un soldado. Un largo tiempo de vivir
apartado en el cuartel, su constante asociación con sus compañeros de armas,
los ejercicios diarios, han quebrado tan completamente las ligaduras que le
ataban, que si regresara al mismo trabajo que hacía anteriormente, se sentiría
que no pertenece allí; todos sus gustos, sí, aún él mismo han cambiado.
Ahora pues,
Dios nos ha escogido para ser soldados de la cruz, no voluntarios - no para
ponernos el Cristianismo como un manto, sino que seamos cristianos y cristianas
vivos, y la única manera en que podamos expresar de qué espíritu somos es por
nuestros cuerpos. De ahí pues que todo el asunto se reduce a esto: ¿A quién doy
ahora mis miembros? ¿A la vieja naturaleza, el cuerpo extraño que todavía
habita en mí? No. YO amo la verdad; YO amo la santidad; YO amo al Señor, y le
serviré con mi lengua, mis manos y mis pies. Si vivimos en el Espíritu,
caminemos también en el Espíritu.
Pero no se
imagine que esto se alcanza en un solo día. La vieja naturaleza que ha sido
usted mismo por tantos años, y que ha tenido dominio completo sobre todos sus
miembros, no se dejará echar fuera en un momento. Sólo mortificando la vieja
naturaleza día a día podrán nuestros miembros olvidar gradualmente la
influencia del viejo patrón y acostumbrarse al nuevo. En Efesios capítulo 4 y 5
se pueden ver las viejas y las nuevas ocupaciones para los labios, las manos y
los pies.
Qué el Señor
nos haga a cada uno de nosotros verdaderos soldados de Jesucristo, hombres que
han quebrado el poder de la vida vieja de tal modo que podamos volver a
nuestros viejos lugares y asociaciones como nuevas criaturas en Cristo Jesús.
Todavía no
hemos dicho nada acerca de los canales por los cuales corre la nueva vida. Esto
lo haremos en un próximo artículo, pues ahora nos falta espacio.
Verdades Bíblicas – Nº 337-338
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