VII. CRISTO SUPERIOR EN SU MINISTERIO (Capítulos 8 a
10).
El apóstol declaró que el punto principal de su argumento es que
"Tenemos tal Pontífice que se sentó a la diestra del trono... en los
cielos" (8-1"). ¡Jamás había existido otro como El! Por ser superior
a Aarón Cristo tenía el ministerio de un pacto mejor (7:22), y los caps. 8 a 10
comparan el antiguo pacto con el nuevo, para demostrar la superioridad de éste.
El ministerio de Cristo era superior:
a)
Porque
oficiaba en el cielo y no en la tierra (8:12).
b)
Porque
el tabernáculo y sus sacrificios eran meras sombras de las "cosas
celestiales" ministradas por Cristo en el nuevo pacto (8:3-6).
c)
Porque
el primer pacto era defectuoso por cuanto los israelitas no podían cumplir sus
condiciones; fue abrogado por el pacto mejor cuyos beneficios eran otorgados de
pura gracia (vv. 7-13).
d)
Porque
el tabernáculo y cultos del primer pacto (9:1-7) eran solamente figuras que
habían cedido lugar al sacrificio perfecto ofrecido por Cristo, el que
proporcionaba redención eterna, santificación espiritual, y una herencia eterna
(9:8-15).
e)
Porque
el primer pacto fue ratificado por la sangre de un animal, pero el segundo por
la sangre del mismo Hijo de Dios, para que sus "mejores cosas" fuesen
garantizadas por mejores sacrificios" (9:16-23). Se refiere para
comparación, a la obra del Pontífice en el Día de Expiación (Lev. 16) que
constaba de cuatro partes — expiación, entrada (en el santuario), intercesión,
y salida otra vez al pueblo que lo esperaba. La superioridad del ministerio de
Cristo se ve en la expiación hecha por el sacrificio de sí mismo, su entrada en
el mismo cielo, su intercesión en la presencia de Dios1, su
reaparición a todos los que le esperan trayendo salvación cabal (9:24-28).
f)
Porque
lo que los sacrificios ineficaces del antiguo pacto no podían lograr (10:1-39)
fue realizado cabalmente por el SACRIFICIO del Señor (w. 9-18), que abrió de
una vez para siempre el camino a la presencia de Dios (vv. 19-21). Ahora el
creyente tiene libertad para entrar si observa las condiciones asentadas en
versículos 22-25.
Cuarto Paréntesis (10:26-39).
Amonestación contra la INSISTENCIA en seguir el pecado. Los que querían
porfiar en el pecado de abandonar a Cristo eran advertidos del juicio terrible
que les alcanzaría (vv. 26-31). En días pasados ellos habían sufrido con gozo
por su fe, debían pues perseverar en el Señor, porque en su venida traería para
ellos "grande remuneración" (vv. 32-37). En fin, deberían actuar
según el gran principio bíblico: "el justo vivirá por la FE" (vv.
38-39).
VIII LA SUPERIORIDAD DE LA FE (Capítulos 11 a 13).
a) La actuación de la fe se ve en los ejemplos citados en él cap. II de
santos que en su mayoría no tenían ni el templo ni sus ceremonias, y, sin
embargo, agradaron a Dios por su fe en las cosas invisibles prometidas por El
(w. 1-33).
b) La sumisión de la fe; la fe se somete a la voluntad de Dios para
prevalecer o para padecer según su beneplácito (w. 33-38).
c) La perseverancia de la fe; si aquellos hombres y mujeres persistieron
en la fe aun "sin recibir la promesa", cuánto más deberían perseverar
aquellos judíos cristianos que tenían la promesa segura de "alguna cosa
mejor" (w. 39-40).
d) El ejercicio de la fe; la mirada de fe tenía que estar puesta sobre
el Señor mismo, el que en los días de su carne no desmayó bajo las increíbles
humillaciones que sufrió, al contrario, se regocijó en la voluntad de Dios y
triunfó (12:1-4). La fe reconocerá que los sufrimientos están permitidos para
el bien de los que por ellos están ejercitados. Entonces, no había motivo por
qué flaquear y retroceder bajo las persecuciones (12:5-14).
Quinto Paréntesis (12:15-29).
Amonestación contra la INSENSIBILIDAD a sus privilegios. Los que
estaban endureciéndose:
a)
Debían
recordar el triste caso de Esaú quien, "habiendo trocado sus privilegios
espirituales por una mera vianda material, los perdió irrevocablemente
(12:15-17).
b)
Debían
tener en cuenta lo sublime de los privilegios del nuevo pacto; el antiguo
inspiraba temor, el nuevo infundía confianza (vv. 18-24). Sí los que rechazaron
la voz del que promulgó el primero no escaparon del juicio, ¿cómo escaparían
los que obstinadamente desoyeran al que hablaba las cosas mejores del segundo?
(w. 19-25).
c)
Debían
saber que cuando viniere Cristo, sólo la palabra y el reino de Dios quedarían
firmes; hara necesario pues, retener las realidades y servir a Dios (vv.
26-29),
IX. LA SUPERIORIDAD DE LA FE (Cont. 13:1-25).
La práctica de la fe es lo que el apóstol exhorta en el cap. 13; en las
relaciones sociales (vv. 1-6), y en las espirituales (vv. 7-17). Ser leales a
Cristo a pesar del desprecio del mundo, es el gran privilegio de los que creen
que su hogar no está en el mundo, sino en el cielo (w, 9-14).
¡Muy al caso es la oración del apóstol por aquellos cristianos
vacilantes! En ella se recalca la resurrección gloriosa del Señor, el cuidado
de sus ovejas, y la base insuperable del pacto nuevo y eterno. Con razón, pues,
debían dejar su indecisión y hacer lo que era agradable delante de Dios por
Jesucristo, al cual será la gloria por los siglos de los siglos.
Sendas de Vida, 1977
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