lunes, 5 de septiembre de 2016

¿Pueden los verdaderos creyentes en el Señor Jesús comer sangre?

Existe mucha diferencia de opinión entre el pueblo de Dios tocante al asunto de comer o no comer sangre. En el criterio del que escribe, debe prevalecer un espíritu de gracia y comprensión donde existan tales diferencias, recordando a la vez que "el reino de Dios no es comida ni be­bida, sino justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo" (Rom. 14:17). "Porque uno cree que ha de comer de todas cosas; otro que es débil, come legumbres. El que come no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come, porque Dios le ha recibido" (Rom. 14:2, 3; "Yo sé y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; más para el que piensa que algo es inmundo, PARA EL lo es" (Rom. 14:14).
Ahora bien, observe lo que está escrito sobre el particular en Hechos 15. Los apóstoles y ancianos de la iglesia de Jerusalén, juntamente con Pablo y Bernabé, se reunieron para tratar un asunto sumamente delicado que afectaba entonces a toda la obra evangélica. ¿Era menester que los convertidos gentiles guardasen la ley de Moisés? Hubo una larga discusión pero el apóstol Pedro puso fin a la contienda diciendo, "(Dios) ninguna diferencia hizo entre nosotros (judíos) y ellos (gentiles), purificando por la fe sus corazones. Ahora pues ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo (la ley) que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?" (Hch. 15:9, 10). Jacobo, haciendo uso de la palabra declaró, "... por lo cual, yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten (se abstengan) de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado (estrangulado) y de sangre" (Hch. 15:19, 20). Después de la conferencia, se dictó una carta, terminando con estas palabras, "... porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis" (Hechos 15:23. 29).

Algunos hermanos, basándose en el hecho de que la enseñanza dada por el apóstol Pablo en Corintios 10:23-33 es posterior a Hechos 15:5, son de la opinión que aquella porción forma un comentario del Espíritu Santo sobre el particular y por tanto nada debe ser rehusado por el hijo de Dios hoy en día (1 Cor. 10:25), a menos que él se encuentre en circunstancias cuando su participación implicaría (a) comunión con el pecado, o (b) ser tropezadero para los débiles (1 Cor. 8:8, 9). Sea lo que fuese, el comentario más claro del Espíritu Santo se halla en Romanos 14:5- 7: "Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. CADA UNO DE VOSOTROS ESTE PLENAMENTE CONVENCIDO EN SU PROPIA MENTE. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come para el Señor no come, y da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí y ninguno muere para sí."

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