Existe mucha diferencia de opinión entre el pueblo de Dios tocante al
asunto de comer o no comer sangre. En el criterio del que escribe, debe
prevalecer un espíritu de gracia y comprensión donde existan tales diferencias,
recordando a la vez que "el reino de Dios no es comida ni bebida, sino
justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo" (Rom. 14:17). "Porque
uno cree que ha de comer de todas cosas; otro que es débil, come legumbres. El
que come no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que
come, porque Dios le ha recibido" (Rom. 14:2, 3; "Yo sé y confío en el
Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; más para el que piensa que algo
es inmundo, PARA EL lo es" (Rom. 14:14).
Ahora bien, observe lo que está escrito sobre el particular en Hechos
15. Los apóstoles y ancianos de la iglesia de Jerusalén, juntamente con Pablo y
Bernabé, se reunieron para tratar un asunto sumamente delicado que afectaba
entonces a toda la obra evangélica. ¿Era menester que los convertidos gentiles
guardasen la ley de Moisés? Hubo una larga discusión pero el apóstol Pedro puso
fin a la contienda diciendo, "(Dios) ninguna diferencia hizo entre
nosotros (judíos) y ellos (gentiles), purificando por la fe sus corazones.
Ahora pues ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos
un yugo (la ley) que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?"
(Hch. 15:9, 10). Jacobo, haciendo uso de la palabra declaró, "... por lo
cual, yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino
que se les escriba que se aparten (se abstengan) de las contaminaciones de los
ídolos, de fornicación, de ahogado (estrangulado) y de sangre" (Hch.
15:19, 20). Después de la conferencia, se dictó una carta, terminando con estas
palabras, "... porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no
imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo
sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales
cosas si os guardareis, bien haréis" (Hechos 15:23. 29).
Algunos hermanos, basándose en el hecho de que la enseñanza dada por el
apóstol Pablo en Corintios 10:23-33 es posterior a Hechos 15:5, son de la
opinión que aquella porción forma un comentario del Espíritu Santo sobre el
particular y por tanto nada debe ser rehusado por el hijo de Dios hoy en día (1
Cor. 10:25), a menos que él se encuentre en circunstancias cuando su
participación implicaría (a) comunión con el pecado, o (b) ser tropezadero para
los débiles (1 Cor. 8:8, 9). Sea lo que fuese, el comentario más claro del
Espíritu Santo se halla en Romanos 14:5- 7: "Uno hace diferencia entre día
y día; otro juzga iguales todos los días. CADA UNO DE VOSOTROS ESTE PLENAMENTE
CONVENCIDO EN SU PROPIA MENTE. El que hace caso del día, lo hace para el Señor;
y el que no hace caso del día para el Señor no lo hace. El que come, para el
Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come para el Señor no come, y
da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí y ninguno muere para
sí."
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