domingo, 4 de marzo de 2018

Conociendo la Voluntad de Dios (Parte III)


3. Obedeciendo la Voluntad de Dios
Para terminar, veremos nuestra respuesta a la voluntad de Dios. No es suficiente saber que Dios tiene un propósito para nuestras vidas o aun saber cuál es la voluntad de Dios. Un cristiano tiene una responsabilidad mayor, que es obede­cer la voluntad de Dios. No tiene sentido pedir a Dios que nos muestre la dirección que debemos seguir para luego decidir que no nos gusta y tomar nuestra propia decisión de todos modos. Si vamos a confiar en Dios, también tenemos que obedecerle.
Hay serias advertencias en la Biblia sobre lo que puede suceder a personas que no obedecen la voluntad de Dios. Caín no hizo su sacrificio en la manera que Dios quería y fue castigado, Génesis 4:11-13. Moisés golpeó la peña en vez de sólo hablar como Dios le había dicho y Dios no le permitió entrar en la tierra de Canaán, Números 20:7-12. Podemos pensar que es sólo una cosa pequeña, pero hemos desobedecido la voluntad de Dios. Esto siempre resulta en una relación pobre con el Señor. Podemos disfrutar de nuestra relación con El de nuevo, pero prime­ramente tenemos que confesar nuestro pecado y comenzar a hacer lo que quiere que hagamos.
Por el otro lado. Hay gran gozo y bendición para el cristiano que honestamente busca seguir y obedecer la voluntad de su Señor para su vida. David pecó vez tras vez, pero tenía un gran anhe­ló de conocer y obedecer la voluntad de Dios, Salmo 86:7. Colosenses 1:9-12 también habla de las recompensas de obedecer la voluntad de Dios.
Es bueno recordar que el Señor no nos mues­tra Su voluntad completa de una vez. Normal­mente, cuando pedimos sabiduría, el Señor sólo, nos muestra un paso a la vez. Debemos obede­cer lo que sabemos, y entonces el Señor nos mostrará el paso siguiente. Abraham nos da un buen ejemplo de seguir paso a paso. Leemos en Hebreos 11:8 que Dios le llamó y obedeció por fe, aunque no sabía a donde iba. Los discípulos también obedecieron a Jesús cuando les dijo “Síganme” aunque no entendían lo que les iba a costar.
A veces nos sentimos inciertos sobre una decisión que debemos hacer; todas nuestras elec­ciones están de acuerdo con la Palabra de Dios, hemos orado sobre ello y hemos hablado con hombres santos. En ese caso, llega el momento para escoger, y escogemos, confiando en Dios para cerrar las puertas si realmente no es según Su voluntad. Dios revelará Su voluntad al cris­tiano que sinceramente lo busca. Dios no juega con nosotros. Desea lo mejor para nosotros y nos mostrará Su voluntad mientras buscamos y oramos. Lee Jeremías 29:11-13 y Proverbios 3:5,6.
Qué podamos todos experimentar el gozo de conocer y obedecer la voluntad de Dios en nues­tras vidas. Luego podremos decir con David, “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,” Salmo 40:8.

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