viernes, 2 de agosto de 2019

EXTRACTOS

La libertad cristiana afecta a otros

Un cristiano nunca usará su libertad para hacer que otros cris­tianos tengan mala conciencia. Pablo habló sobre la carne ofre­cida a los ídolos, y algunos cristianos tenían problemas con ese tema. En 1 Corintios 8, Pablo viene a decir: “Yo no tengo proble­mas con la carne que ha sido ofrecida a los ídolos, siempre que sea carne saludable y limpia. Porque no creo que un ídolo sea real. Hay un Dios, un Señor, un Espíritu, y todos esos presuntos dioses son imitaciones. Para mí no existen”.
“Sin embargo”, añadió Pablo, “cuando estoy en casa de un cristiano joven que no sabe esto, me abstengo respetuosa­mente de comer carne ofrecida a los ídolos, para no ofender su conciencia”. Por consiguiente, un cristiano corre el peligro de permitir que esta misma libertad sea un tropezadero para otra persona, de modo que hace libremente cosas que otras personas considerarán pecados; por lo tanto, es un obstáculo para otros.
     Una regla que yo sigo es la de ser tan libre en Cristo como Él nos hizo. Recuerda que no eres un esclavo, sino un hijo. No eres un siervo en la casa, sino un hijo en la familia. Eres el hijo de tu Padre. Sé libre, pero no uses tu libertad como licencia para la carne. Mortifica la carne y mantenía sometida, y echa sobre ti cargas de amor porque eso agrada a Cristo. Una carga que echo voluntariamente sobre mis hombros no es una carga.

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