La libertad
cristiana afecta a otros
Un cristiano nunca usará su libertad para
hacer que otros cristianos tengan mala conciencia. Pablo habló sobre la carne
ofrecida a los ídolos, y algunos cristianos tenían problemas con ese tema. En
1 Corintios 8, Pablo viene a decir: “Yo no tengo problemas con la carne que ha
sido ofrecida a los ídolos, siempre que sea carne saludable y limpia. Porque no
creo que un ídolo sea real. Hay un Dios, un Señor, un Espíritu, y todos esos
presuntos dioses son imitaciones. Para mí no existen”.
“Sin
embargo”, añadió Pablo, “cuando estoy en casa de un cristiano joven que no sabe
esto, me abstengo respetuosamente de comer carne ofrecida a los ídolos, para
no ofender su conciencia”. Por consiguiente, un cristiano corre el peligro de
permitir que esta misma libertad sea un tropezadero para otra persona, de modo
que hace libremente cosas que otras personas considerarán pecados; por lo
tanto, es un obstáculo para otros.
Una regla que yo sigo es la de ser tan libre en
Cristo como Él nos hizo. Recuerda que no eres un esclavo, sino un hijo. No eres
un siervo en la casa, sino un hijo en la familia. Eres el hijo de tu Padre. Sé
libre, pero no uses tu libertad como licencia para la carne. Mortifica la carne
y mantenía sometida, y echa sobre ti cargas de amor porque eso agrada a Cristo.
Una carga que echo voluntariamente sobre mis hombros no es una carga.
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