1 Corintios capítulo 12
San
Pablo fue el hombre sumamente diestro en alegorías e ilustraciones figurativas
para enseñarnos la verdad de las cosas doctrinales que se proponía para la
edifica-ción de los creyentes. Una de sus representaciones más hermosas,
atrayentes y objetivas es la del cuerpo humano. Con una pericia que sobrepasa
los conocimientos de la ciencia más moderna, nos introduce a siete lecciones
del cuerpo humano aplicado a
La conformidad del miembro:
“Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como
quiso.” (1 Corintios 12:18)
Están contentos en el lugar que les puso. Nunca debe
un hermano quejarse del lugar que ocupa en su asamblea. El hogar y demás
instituciones incumbe al hombre disponer a su antojo, pero la iglesia es de
Cristo y por medio de su palabra la edifica.
La unidad del cuerpo: “Mas
ahora muchos miembros son a la verdad, pero un cuerpo.” v. 20
¡Maravilloso! No hay creación que iguale esta obra
hecha por las manos de Dios. Pienso que el matrimonio, Cristo y su Iglesia y el
cuerpo humano son las unidades perfectas en el mundo; lo demás todo es
intangible, sujeto a errores. El cuerpo nos introduce a ese trío que el apóstol
recomienda cuidar. “Para que vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
entero para el día del Señor.” (2 Tesalonicenses 5:23) El matrimonio nos lleva
aquel día de “las bodas del Cordero.”
La
ciencia moderna a veces para desacreditar a Dios ha dicho que hay miembros
sobrantes en el cuerpo. Uno años después se ha levantado otro grupo de
científicos que reconocen que nada hay de más en el cuerpo. Así como en el
cuerpo humano se introducen enemigos que provocan una lucha con las defensas
del organismo hasta que sacan fuera al intruso, así también en la iglesia del
Señor se meten unos “sujetos,” “ladrón y robador,” que no han entrado
correctamente por la puerta. (Juan 10:1-15) Todo el tiempo que están adentro,
el Espíritu Santo les constriñe y redarguye a que legalicen su entrada por el
arrepentimiento; al fin los tales, como fueron metidos así, tienen que salir.
La utilidad del miembro:
“Ni el ojo puede decir a la mano: No te he menester; ni asimismo la cabeza a
los pies: No tengo necesidad de vosotros.” v. 21
El
miembro más mínimo en el cuerpo es de gran utilidad; sus funciones rinden un
servicio. Los parásitos son extraños; su misión es robar la alimentación de los
miembros. Es cierto que se puede vivir sin algún miembro, pero una de las
peores desgracias para el hombre es arrastrar un miembro muerto en su cuerpo.
Así, las manos, los ojos, los pies, las uñas, los dientes, los oídos, las
glándulas, tienen sus funciones útiles en el cuerpo, así es también cada
creyente que tenga vida en la iglesia del Señor.
La necesidad del miembro:
“Antes, mucho más los miembros del cuerpo que parecen más flacos, son
necesarios.” v. 22
Un
doctor al tratarme una afección en un ojo me dijo: “Use los lentes que le
prescribo, porque ahora el ojo bueno ha de trabajar más, llevando a cabo la
visión que generan los dos ojos.” En ello pude juzgar la suma necesidad del
miembro en el cuerpo y cómo un miembro es sobrecargado del otro. Del mismo modo
en el lado espiritual, los miembros en la iglesia son llamados a la misma obra.
“Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.”
(Gálatas 6:2)
La honra del miembro: “Aquellos del cuerpo que estimamos ser más viles,
a estos vestimos más honrosamente; y los que en nosotros son menos honestos,
tienen más compostura.” v. 23
¡Cuánto
preocupamos cubrir las partes feas del cuerpo y adornar las señales y defectos
físicos, con el fin de presentarlos dignos ante los demás! La ciencia ha
buscado por la cirugía plástica llenar los huecos y deformaciones del cuerpo.
Cómo debemos cubrir las debilidades de nuestros hermanos, ya que el Señor nos
ha dado la gracia de un don moral, para reprender o corregir al hermano, todo
ello para su honra y bien, sin que entremos en complicidad con la inmundicia.
El amor de los miembros:
“Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se
interesen los unos por los otros.” v. 25
La
unidad del cuerpo es intrínseca por el amor que los miembros se tienen. Todos
los miembros se alegran con el honor de uno; todos los miembros se afligen con
el dolor de alguno. Fue una de las preocupaciones grandes del Señor: “Para que
todos sean una cosa como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos
sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que tú me enviaste.” “Gozaos
con los que se gozan; llorad con los que lloran.” (Juan 17:21, Romanos 12:15)
La capacidad de los
miembros: “A unos puso Dios en la Iglesia.” v. 28
Cada
miembro en el cuerpo trabaja según su ventaja y energía; ninguno interviene en
la facultad de otro, pero hay afinidad, comprensión y colaboración. Asimismo,
los creyentes en la iglesia; su desarrollo corresponde de acuerdo a su
capacidad. “De manera que, teniendo diferentes dones según la gracia que nos es
dada ... úsese conforme a la medida de la fe ... Ninguno tenga más alto
concepto de sí que el que debe tener.” (Romanos 12:3,6)
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