jueves, 12 de noviembre de 2020

Anatomía espiritual del cuerpo

 1 Corintios capítulo 12

 


            San Pablo fue el hombre sumamente diestro en alegorías e ilustraciones figurativas para enseñarnos la verdad de las cosas doctrinales que se proponía para la edifica-ción de los creyentes. Una de sus representaciones más hermosas, atrayentes y objetivas es la del cuerpo humano. Con una pericia que sobrepasa los conocimientos de la ciencia más moderna, nos introduce a siete lecciones del cuerpo humano aplicado a la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo.

La conformidad del miembro: “Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como quiso.” (1 Corintios 12:18)

 

Están contentos en el lugar que les puso. Nunca debe un hermano quejarse del lugar que ocupa en su asamblea. El hogar y demás instituciones incumbe al hombre disponer a su antojo, pero la iglesia es de Cristo y por medio de su palabra la edifica.

La unidad del cuerpo: “Mas ahora muchos miembros son a la verdad, pero un cuerpo.” v. 20

 

¡Maravilloso! No hay creación que iguale esta obra hecha por las manos de Dios. Pienso que el matrimonio, Cristo y su Iglesia y el cuerpo humano son las unidades perfectas en el mundo; lo demás todo es intangible, sujeto a errores. El cuerpo nos introduce a ese trío que el apóstol recomienda cuidar. “Para que vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea guardado entero para el día del Señor.” (2 Tesalonicenses 5:23) El matrimonio nos lleva aquel día de “las bodas del Cordero.”

            La ciencia moderna a veces para desacreditar a Dios ha dicho que hay miembros sobrantes en el cuerpo. Uno años después se ha levantado otro grupo de científicos que reconocen que nada hay de más en el cuerpo. Así como en el cuerpo humano se introducen enemigos que provocan una lucha con las defensas del organismo hasta que sacan fuera al intruso, así también en la iglesia del Señor se meten unos “sujetos,” “ladrón y robador,” que no han entrado correctamente por la puerta. (Juan 10:1-15) Todo el tiempo que están adentro, el Espíritu Santo les constriñe y redarguye a que legalicen su entrada por el arrepentimiento; al fin los tales, como fueron metidos así, tienen que salir.

La utilidad del miembro: “Ni el ojo puede decir a la mano: No te he menester; ni asimismo la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.” v. 21

 

            El miembro más mínimo en el cuerpo es de gran utilidad; sus funciones rinden un servicio. Los parásitos son extraños; su misión es robar la alimentación de los miembros. Es cierto que se puede vivir sin algún miembro, pero una de las peores desgracias para el hombre es arrastrar un miembro muerto en su cuerpo. Así, las manos, los ojos, los pies, las uñas, los dientes, los oídos, las glándulas, tienen sus funciones útiles en el cuerpo, así es también cada creyente que tenga vida en la iglesia del Señor.

La necesidad del miembro: “Antes, mucho más los miembros del cuerpo que parecen más flacos, son necesarios.” v. 22

 

            Un doctor al tratarme una afección en un ojo me dijo: “Use los lentes que le prescribo, porque ahora el ojo bueno ha de trabajar más, llevando a cabo la visión que generan los dos ojos.” En ello pude juzgar la suma necesidad del miembro en el cuerpo y cómo un miembro es sobrecargado del otro. Del mismo modo en el lado espiritual, los miembros en la iglesia son llamados a la misma obra. “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” (Gálatas 6:2)

La honra del miembro: “Aquellos del cuerpo que estimamos ser más viles, a estos vestimos más honrosamente; y los que en nosotros son menos honestos, tienen más compostura.” v. 23

            ¡Cuánto preocupamos cubrir las partes feas del cuerpo y adornar las señales y defectos físicos, con el fin de presentarlos dignos ante los demás! La ciencia ha buscado por la cirugía plástica llenar los huecos y deformaciones del cuerpo. Cómo debemos cubrir las debilidades de nuestros hermanos, ya que el Señor nos ha dado la gracia de un don moral, para reprender o corregir al hermano, todo ello para su honra y bien, sin que entremos en complicidad con la inmundicia.

El amor de los miembros: “Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se interesen los unos por los otros.” v. 25

 

            La unidad del cuerpo es intrínseca por el amor que los miembros se tienen. Todos los miembros se alegran con el honor de uno; todos los miembros se afligen con el dolor de alguno. Fue una de las preocupaciones grandes del Señor: “Para que todos sean una cosa como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que tú me enviaste.” “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.” (Juan 17:21, Romanos 12:15)

La capacidad de los miembros: “A unos puso Dios en la Iglesia.” v. 28

 

            Cada miembro en el cuerpo trabaja según su ventaja y energía; ninguno interviene en la facultad de otro, pero hay afinidad, comprensión y colaboración. Asimismo, los creyentes en la iglesia; su desarrollo corresponde de acuerdo a su capacidad. “De manera que, teniendo diferentes dones según la gracia que nos es dada ... úsese conforme a la medida de la fe ... Ninguno tenga más alto concepto de sí que el que debe tener.” (Romanos 12:3,6)

José Naranjo

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