LA LEY Y LA GRACIA
William Kelly
Éxodo 34; 2a. Corintios 3.
Precisamente
así con el Segundo hombre, el postrer Adán. Él ha traído ahora a este lugar
común de bendición a todos los que le pertenecen. Todos nosotros con rostro
descubierto, o sin velo sobre el rostro (porque esta es la verdadera fuerza de
esto), mirando como en un espejo la gloria del Señor. Esto era lo que vio
Moisés, y solamente por un momento; considerando lo que es nuestra posición
constante. Un cristiano es, todo el tiempo que está aquí abajo, por lo que
concierne a la obra de Cristo, una persona con derecho a estar cerca de Dios, a
presentarse en la gloria, y para estar él mismo allí; el velo ha sido quitado,
Cristo sin un velo. Había un velo, pero está rasgado. Ahora no hay ninguno
-ninguno en el corazón del creyente, ninguno sobre el rostro de Cristo o en el
nuestro; ha sido quitado completamente. "Nosotros todos, con rostro
descubierto, mirando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados
en la misma semejanza, de gloria en gloria, así como por el Espíritu del
Señor."(V. M.)
Lo
que el Espíritu Santo nos ministra ahora no es meramente un Salvador que bajó a
nuestra aflicción y miseria para llevar nuestras iniquidades y pecados, sino
ese mismo Salvador después que la obra de gracia está cumplida, cuando Él subió
a lo alto a la presencia de Dios como testimonio de su perfección; y nosotros
estamos invitados por el Espíritu Santo a mantener nuestros ojos fijos en Él
allí, glorificados conforme a la excelencia de la redención. Eso no hará que Su
gracia descienda aquí para ser menos preciosa; ni hará que la redención sea
menos apreciada, sino mucho más. También imprimirá un carácter celestial a
todos nuestros caminos; y esto, y nada menos, es nuestro lugar. "Como es
el celestial, así son también los que son celestiales"(la. Corintios 15:
48 - LBLA); y, "así como hemos llevado la imagen del terrenal, llevaremos
también la imagen del celestial."(la. Corintios 15: 49 - RV 1909
Actualizada) Entonces será perfecto; ahora sólo es parcial, y según la medida
en la que el yo es juzgado.
Lo
que impide el efecto práctico, el poder celestial reflejándose en nosotros, es
la actividad no juzgada de nuestra naturaleza. ¿La conocemos? ¿Cuándo es que
nos equivocamos? ¿Cuándo es que nos formamos juicios equivocados, y nos
volvemos descuidados y mundanos? Simplemente en la misma proporción en que
quitamos nuestros ojos de Cristo, tal como Él está ahora en la gloria. Yo les
concedo que Cristo es en todas partes para el alma, un medio de preservación.
No obstante, no existe un poder así para superar las seducciones del mundo y lo
que parece justo y religioso en el mundo; nada lo hará completamente sino
Cristo en la gloria. Por lo que respecta a guiar nuestras almas en amor y
devoción, Cristo lo hará aquí abajo. Pero Cristo en la gloria apaga la luz de
la mejor religión de la tierra, y la hace parecer pálida y chabacana al lado de
su resplandor que la sobrepasa. Nosotros estamos invitados, somos llamados como
cristianos, a mirarlo continuamente ahora a Él en esa gloria. Que el Señor nos
conceda caminar así y encontraremos el fruto de ello, "transformados en la
misma semejanza, de gloria en gloria."(Versión Moderna)
Una
palabra más. No hay nada tan peligroso como jugar con la verdad; nada más
ruinoso que los hombres usen la verdad más luminosa y sean descuidados sobre
los asuntos de la vida diaria. Yo les ruego que recuerden esto. Hay algo
incluso de un carácter desagradable acerca de ello cuando fracasamos en los
deberes comunes, y sin embargo estamos hablando al mismo tiempo sobre la
resurrección y la gloria -la vida y toda la bendición especial de la posición
cristiana. Yo les ruego, mis hermanos y hermanas, sobre todo a aquellos de
ustedes que son jóvenes (aunque de hecho es una trampa tanto para el anciano
como para el joven), que piensen seriamente sobre esto. Es la trampa natural de
aquellos que están acostumbrado a una atmósfera de verdad dónde las palabras de
Dios son, por así decirlo, un pan habitual de la casa. Nadie está en tal
peligro; pero es un peligro porque el ojo y corazón no están en Jesús. Habrá
poder dónde hay simplicidad con juicio de uno mismo; en ninguna otra parte.
William Kelly (1820-1906)
Traducido del inglés por:
B.R.C.O.
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