3. La senda del Piadoso en un Día de Ruina
Capítulo 2
(d) El espíritu en el cual hacer frente a la oposición (versículos 23-26)
En los versículos que cierran el capítulo tenemos una advertencia importante para el siervo del Señor. En referencia a esta senda de separación de las corrupciones de la Cristiandad, el apóstol prevé que al existir aquellos que van a obedecer estas instrucciones, también van a existir aquellos por medio de los cuales iban a recibir vigorosa oposición. La afirmación de estas verdades traería a la imaginación una multitud de "cuestiones necias, y nacidas de la ignorancia." (V. 23 - VM). La experiencia ha demostrado cuán verdadero es esto. Casi todo argumento que el ingenio humano puede sugerir ha sido utilizado para anular las claras enseñanzas de este pasaje. Se nos advierte que estos argumentos 'engendrarán contiendas.' Independientemente de lo que suceda, el siervo de Dios no debe dejarse llevar a la contienda - él "no debe ser contencioso." Si él permite dejarse llevar a la contienda, se puede encontrar completa-mente derrotado, aunque esté defendiendo la absoluta verdad. El siervo debe recordar que es solamente el siervo y no el Maestro. Como siervo del Señor, su tarea es exhibir el carácter del Señor - amabilidad, aptitud para enseñar, paciencia y mansedumbre en presencia de la oposición. La tendencia natural es defender y aferrarse a aquello con lo cual uno está asociado, incluso aunque ello sea completamente anti-Escriturario. Por eso el primer efecto de la presentación de estas verdades es a menudo levantar oposición. Si, como puede ser, el siervo mismo una vez se opusiera, le conviene tener gran paciencia y mansedumbre al procurar instruir a los demás. Al presentar la verdad no debe ser con el pensamiento de que, mediante su clara presentación, o mansedumbre de maneras, esta será aceptada, sino con la determinada conciencia de que sólo Dios es quien puede traer a alguno al "conocimiento de la verdad." (V. 25 - VM)
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