sábado, 12 de marzo de 2022

Disfrute su Biblia (3)

 Más bases Bíblicas

William Macdonald


EL MÉTODO LITERAL

Una de las reglas más importantes en el estudio bíblico es, “Si puedes interpretar un pasaje en forma literal, hazlo.” En otras palabras, si la primera lectura tiene sentido, no busque otro significado. Si la Biblia dice que Cristo reinará sobre la tierra por mil años, entonces quiere decir que Él reinará por mil años. La interpretación literal de la Biblia es preferible. La alternativa es intentar espiritualizar o alegorizar todo. ¡El pro­blema con esto último es que luego nadie sabe cuál interpreta­ción es la correcta!

 

POSICIÓN Y PRÁCTICA

Existe una diferencia entre posición y práctica. La posición es lo que somos en Cristo. La práctica es lo que deberíamos ser en nuestra vida diaria. En Colosenses 3:1 fuimos resucitados con Cristo; esa es nuestra posición. Y debemos buscar las cosas de arriba; esa es nuestra práctica. Nuestra posición es perfecta. Nuestra práctica nunca lo será hasta que veamos el rostro del Salvador, pero debemos crecer siempre para parecemos más a Cristo mientras llega ese día.

 

ROL OFICIAL Y CARÁCTER PERSONAL

También existe diferencia entre el rol oficial y el carácter per­sonal. Juan el Bautista fue mayor que cualquiera de los profetas que fueron antes que él, es decir, fue mayor en su rol como predecesor del Mesías (Le. 7:28). Pero esto no necesariamente quiere decir que fuera mayor en cuanto a su carácter. María fue bendecida entre las mujeres por ser madre de nuestro Señor (Le. 1:28), pero esto no demuestra que ella tuviera mejor carácter que las mujeres del Antiguo Testamento. Dios Padre fue mayor en Su rol como Padre que Su Hijo mientras estuvo en la tierra (Jn. 14:28). Pero en cuan­to a su persona, ellos eran absolutamente iguales. El Señor se des­pojó a sí mismo de su posición cuando vino a la tierra para ser nuestro Salvador (Fil. 2:7), pero no se despojó de Su persona o de Sus atributos. Eso hubiese sido imposible. Los poderes guberna­mentales son ordenados por Dios. Esto significa que oficialmente son siervos de Dios, aun cuando no lo conozcan personalmente.

 

EL TEXTO EN CONTEXTO

Estudie un texto dentro de su contexto. Aquí hay algunos ejemplos:

Vigile Jehová entre tú y yo cuando nos apartemos el uno del otro (Gen. 31:49).

Esta no es una bendición cordial, como podría usarse hoy en día, ¡sino una petición a Dios para que vigile dos tramposos mientras se separaban y no podían vigilarse ellos mismos!

Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas ni vendadas ni suavizadas con acei­te (Isa. 1:6).

Estos términos comúnmente usados para describir la total depravación de un hombre, en esta ocasión describe cómo Dios ha castigado a Judá hasta quedar lastimada de la cabeza a los pies, y aun así la nación no se arrepentía.

El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, los echan en el fuego y arden (Jn. 15:6).

Este pasaje se refiere a la producción de fruto mediante la permanencia, no a la salvación. No dice que Dios toma a los pámpanos secos y los echa al fuego. Los hombres lo hacen. Esto probablemente ilustra el menosprecio con el que el mundo trata al cristiano que no permanece.

Antes bien, como está escrito: “Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman”. (1 Cor. 2:9).

Este versículo habla de la realidad del cielo, describe verda­des que eran desconocidas en el período del Antiguo Testamento pero que nos han sido reveladas por los apóstoles y profetas de la Iglesia Primitiva. En el versículo 10 Pablo nos habla de algo que es real en la actualidad, no es algo que obtendremos cuan­do lleguemos al cielo: “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu”.

De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si de ninguna manera los muertos resuci­tan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos? (1 Cor. 15:29).

El contexto en este caso tiene que ver con la persecución y el martirio. Si no hay resurrección de los muertos, sería tonto que un creyente se expusiera a la muerte al ser bautizado para llenar las filas de aquellos que murieron como mártires.

Examinaos a vosotros mismos, para ver si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos? ¿No sabéis que Jesucristo está en vosotros? ¡A menos que estéis reprobados! (2 Cor. 13:5).

Este versículo no enseña sobre la seguridad de la salva­ción a través de la introspección, es decir, que cada creyente examine dentro de sí mismo para encontrar evidencias de su regeneración. En lugar de eso, Pablo, como padre espiritual, ¡les dice a los corintios que su salvación es una evidencia de su apostolado!

No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará (Gál. 6:7).

En el contexto, Pablo no estaba describiendo los pecados de un pecador, sino la miseria de un santo.

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obe­decido, no solamente cuando estoy presente, sino mucho más ahora que estoy ausente, ocupaos en vues­tra salvación con temor y temblor (Fil. 2:12).

Pablo no está enseñando acerca de la salvación por obras, sino más bien, está diciéndoles a los creyentes que se ocupen de la solución a su problema (la desunión) al seguir el ejemplo del Señor Jesús.

Pero ante todo entended que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada (2 P. 1:20).

Este pasaje tiene relación con el origen de las Escrituras, no con la manera en la que la interpretamos. Los escritores no die­ron su interpretación particular de las cosas, sino que hablaron según la motivación del Espíritu Santo.

La Escritura se interpreta a sí misma. Lucas 14:26 se explica en Mateo 10:37. La palabra aborrecer es un término comparati­vo, que quiere decir amar menos.

Stuart Briscoe, un predicador escocés, muestra la importan­cia de estudiar un texto en su contexto a través de esta graciosa historia. Un anciano iba caminando a la orilla del camino con su mula y su perro, cuando de pronto un camión los atropella a los tres, haciéndoles caer a una zanja. El hombre agredido demanda al conductor, pero el abogado del mismo declara que el anciano había dicho al conductor en el momento del acciden­te que él “nunca se había sentido mejor en su vida”.

Volviendo a preguntarle al anciano, el abogado dijo, “¿Mi cliente vino a preguntarle si estaba bien después del accidente?” “Sí.”

“¿Y usted le contestó que nunca se había sentido mejor en su vida?”

“Bueno,” dijo el anciano, “yo iba caminando con mi mula y mi perro cuando este hombre apareció por la esquina a alta velocidad, y nos empujó a la zanja. Entonces saltó del camión con su arma. Fue a mi perro, y estaba sangrando, así que le dis­paró. Fue a ver a mi muía y como su pata trasera estaba quebra­da, también le disparó. Después me preguntó, ‘¿Está usted bien?’ y entonces tuve que responderle, ‘¡Nunca me había senti­do mejor en mi vida!”’

VOCABULARIO BÍBLICO

Asegúrese de tener definiciones acertadas a disposición. No busque definiciones teológicas en un diccionario secular. Use un diccionario bíblico de confianza. Allí usted podrá aprender que, a diferencia de lo secular, un misterio no se refiere a una cues­tión “misteriosa” o algo sin resolver (¡menos una historia de detectives!), sino una “verdad hasta el momento desconocida y humanamente imposible de conocer, pero que ahora es revelada por el Señor.” Cualquier definición debe incluir todos los usos de dicha palabra en la Biblia.

En uno de sus libros, Johan Bengel, un erudito bíblico ale­mán de hace años, escribió, “Cualquiera que entienda veinte grandes palabras de la Biblia, entiende la Biblia.” Nunca pudi­mos encontrar sus veinte palabras, así que le proveeremos nues­tras propias veinte.

1.  Expiación. Cuando se usa en conexión con los pecados en el Antiguo Testamento, significa cobertura, pero no remi­sión. También significa la provisión de limpieza ceremonial que se aplicaba a las personas o las cosas. No es una palabra del Nuevo Testamento, pero en el lenguaje moderno ha adquirido el significado de reconciliación entre Dios y el hombre a través de la obra sacrificial de Cristo.

2.  Elección. La divina elección soberana de los creyentes antes de la fundación del mundo “para que fuéramos santos y sin man­cha delante de él” (Ef. 1:4). Esta doctrina debe equilibrarse siem­pre con la verdad de la responsabilidad humana. El hombre debe aceptar al Señor Jesús a través de un acto de su propia voluntad.

3.  Fe. Creencia o confianza, especialmente en el Señor y en Su Palabra. También usada como el objeto de la creencia, como en “la fe que ha sido dada una vez a los santos” (Judas 1:3).

4.  Presciencia. La mención consiente de personas y eventos antes de que éstos existan.

5.  Perdón. Remisión de los pecados y liberación de la culpa. El perdón de Dios está basado en la obra de Cristo en el Calvario. El pecador recibe perdón judicial al confiar en el Señor Jesús. El creyente recibe perdón paternal cuando confiesa sus pecados.

6.  Glorificar. Honrar, alabar, adorar. La gloria de Dios es Su perfección. El creyente será glorificado cuando reciba su cuerpo resucitado.

7.  Evangelio. Buenas noticias, generalmente las buenas nue­vas de salvación. En un sentido más general, puede referirse a todas las grandes verdades del Nuevo Testamento.

8.  Gracia. El favor de Dios para aquellos que no lo merecen, sino que, de hecho, merecen todo lo opuesto. Es un regalo gra­tuito, que se recibe por la fe.

9.  Justificar. Contar como justo. El hombre justifica a Dios cuando reconoce que El es justo y correcto. Dios justifica al hombre cuando éste se arrepiente y cree en el evangelio. Esta última justificación es por gracia, fe, sangre, obras, poder, y por Dios. Gracia significa que no lo merecemos. La fe es el medio por el cual la recibimos. La sangre es el precio que fue pagado por Cristo. Las obras son la prueba de nuestra justificación. El poder de la resurrección de Cristo muestra la aceptación de Su obra por parte de Dios. Y Dios es Aquel que justifica.

10.  Ley. Mandamiento. En el Antiguo Testamento, Dios probaba al hombre bajo la ley con un castigo por cada falla. La bendición estaba condicionada a la obediencia del hombre. Los mandamientos del Nuevo Testamento son instrucciones justas para aquellos que han sido salvos por gracia. Ahora la obediencia es motivada por el amor, no por el temor al castigo.

11.  Predestinación. Pre designación de las personas para cierta posición o bendición por parte de Dios. Los creyentes son predestinados a ser conformes a la imagen del Hijo de Dios.

12.  Propiciación. El acto por medio del cual se muestra misericordia a causa de una paga satisfactoria, como la obra sacrificial de Cristo.

13.  Reconciliación. Remoción de la enemistad y creación de paz entre dos partes. Los creyentes son reconciliados con Dios gracias a que el Señor Jesús removió la causa del conflicto, es decir, el pecado.

14.  Redimir. Volver a comprar. Éramos el pueblo de Dios desde la creación. A través del pecado, nos volvimos esclavos de Satanás. Cristo nos volvió a comprar a un costo enorme, Su propia sangre preciosa.

15.  Arrepentimiento. Una vuelta, un giro completo. Es un cambio en la manera de pensar respecto a uno mismo, al peca­do, a Dios y a Cristo, lo cual cambia también la actitud, y por ende las acciones. Involucra no sólo la mente sino la conciencia. Es cuando el pecador reconoce su impiedad, su perdición, su desamparo, y desesperanza, y también su necesidad de gracia. Es ponerse del lado de Dios contra el propio ego.

16.  Resurrección. Cuando un cuerpo vuelve a la vida. Siempre se refiere al cuerpo, nunca al espíritu o al alma.

17.  Justicia. La calidad de hacer lo que es justo y correcto, lo opuesto al pecado y la desobediencia. Dios es absolutamente justo. El imputa (acredita en la cuenta) Su justicia a aquel que cree en Cristo. Esa es la justicia posicional. De ahí en más, el creyente debería vivir justamente. Esa es la justicia práctica.

18.  Salvación. Liberación, ya sea del pecado, el juicio, la prisión, morir ahogado, etc. A menudo se usa respecto a la sal­vación del alma, pero el significado preciso debe ser juzgado según su contexto.

19.  Santificar. Apartar. Cristo se apartó a sí mismo para la obra de la cruz. La gente que no es salva puede ser santifi­cada por el Espíritu Santo, es decir, ser apartada a una posi­ción de privilegio externo. Los creyentes son apartados del mundo para Dios en el momento de su conversión en cuanto a su posición, pero deben apartarse ellos mismos día a día. Serán perfectamente santificados cuando estén en el cielo. Las cosas inanimadas también pueden ser apartadas para el servicio del Señor.

20.  Pecado. Cualquier pensamiento, palabra o hecho que se aleje de la perfección de Dios. El pecado es la desobediencia, es hacer lo malo, y fracasar en hacer lo que es correcto.

Disfrute su Biblia, cap. III.

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