Pablo
sigue orando para que supiésemos cuáles sean las riquezas, no de NUESTRA
herencia, sino de SU herencia. Eso constituye otro tema muy distinto. Somos por
demás dados a querer saber qué beneficio sacamos nosotros de la religión.
Ahora cabe apreciar la parte que toca a Cristo por todos sus padecimientos en
la tierra. Toda la epístola (a los Efesios) nos enseña lo que es la Iglesia
para Cristo.
Vendrá
el día cuando Cristo heredará todas las naciones, Sal. 2.8; 82 8, pero la
Iglesia es su herencia especial. Nosotros somos su galardón por sus padecimientos
en el Calvario. Somos su herencia, Ef. 1. 11, 18; y v. 14, (nuestra herencia).
Su
Plenitud
Los santos, que
componen la Iglesia, son la plenitud de Cristo, Ef. 1.23; 4.13. Cristo fue la
Semilla, sembrada en la tierra, Juan 12.24, y los creyentes son el fruto.
Cristo ha heredado los campos blancos para la siega, la cosecha abundante.
Cristo se hizo pobre en la tierra, se vació, se anonadó
se despojó, Fil. 2.7. pero ahora los santos le llenan. El heredero terrenal
llena sus bolsillos de dinero, su casa de bienes, y él mismo se llena de comida
y bebida. Cristo, más bien, ha heredado muchísimas almas que se asemejan a Él
y que forman parte de Él. .
El crecimiento de la Iglesia, pues, llena a Cristo, Ef.
4.13-15, sea que dicho crecimiento se efectúe en nuevas almas salvadas o en el
desarrollo espiritual de los miembros, Hch. 2.47; 6.7; 2 P, 3.18. De un modo
inexplicable, salvo a aquellos que lo hayan experimentado, el sufrimiento
actual de los creyentes le llena, Col. 1.24: los dolores de parto de Gálatas 4.19,
En fin, la iglesia ensancha a Cristo, Ef, 1,23.
El mundo no ofreció a Cristo ninguna morada, Le, 2.7;
9.58, pero ahora ha heredado dos moradas; una en el más sublime cielo y otra en
el corazón humilde de los santos, Is. 57.15; Jn. 14.23. Cristo no pertenece al
mundo, pero se siente “en casa" con aquellos que guardan su Palabra.
Estando en el mundo, Cristo puso el cimiento, pero el
cimiento sólo no constituye ninguna morada. Hace falta el resto del edificio.
Los santos son su herencia en este sentido, y las Escrituras del Nuevo
Testamento describen las riquezas de la 'gloria de su morada bajo las tres
formas de una ciudad, de una casa y de un templo.
Los santos, pues, ofrecen
una morada a Jesucristo, Ef 2.21; 3.17.
Su Manifestación
Nuestro Salvador ha heredado también un medio de darse a
conocer a dos mundos, a los pueblos en la tierra, Ef. 3.6,9, y a los
principados y potestades en los lugares celestiales, Ef. 3.10. La Iglesia es el
telescopio que engrandece a Chisto, 2 Co. 4.10,11; Fil. 1,20. ¿Son habitadas
las estrellas? No sabemos. Si hubiera seres vivientes allí, aprenderían la
verdad por medio de la Iglesia, serían salvos por la obra redentora efectuada
en la tierra,
Los
santos hacen visible al Cristo invisible Ef. 3.10.
Su Cuerpo
Cristo, la Cabeza en el cielo, ha heredado en los santos
un cuerpo en la tierra, Ef, 1.22,23; 2,16; 3.6; 4.4,12,15,16; 5.23,29,30. El
Padre no sólo prepara para Cristo un cuerpo físico en el que debía ser glorificado.
Este cuerpo es un medio de contacto con el mundo físico, en un ambiente
material.
Los santos glorifican a Cristo y le ponen en contacto
con el mundo, Ef. 4.12.
Su Esposa
Cristo también ha hallado en los santos, una esposa, Ef.
5.32,25-27, la cual es su complemento. Sin ella, Cristo no está completo. La
iglesia es una ayuda idónea para Cristo: vela por sus intereses durante su
ausencia, manifiesta su amor sobrenatural e inquebrantable al mundo, se alista
para reinar con El en aquel día bendito que esperamos.
Su Ejército
Estando aquí en la
tierra, Jesucristo logró una gran victoria sobre el diablo, Jn. 12.31; 16.11;
Col. 2.15; He. 2.14,15; 1 Jn. 3.8. Ha heredado en los santos un ejército para
hacer efectiva esa victoria en todo momento hasta que Él venga otra vez, Ef. 6.
10-20.
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