¿CUÁL ES NUESTRO OBJETO, NUESTRO SERVICIO O EL SEÑOR?
Dejando luego sus redes, le siguieron
... Y luego los llamó; y ... le siguieron. (Marcos
1:18,20)
En este relato, el
Señor Jesús llamó por primera vez a Simón Pedro y Andrés, y luego a Jacobo y
Juan. En ambos casos, ellos dejaron atrás su trabajo de pescadores para seguir
al Señor. Sin embargo, la Escritura no dice que dejaron su oficio de pescadores
para convertirse en pescadores de hombres. Es cierto que el Señor les había
dicho que eso haría con ellos, pero ¿qué dice la Escritura? Ellos dejaron todo
para seguirlo a Él. ¿Por qué resalto esta diferencia? Simplemente para
enfatizar el objetivo delante de Pedro, Andrés, Jacobo y Juan. No era el
servicio de pescar hombres, sino Cristo mismo. Ellos lo siguieron a Él.
Podemos
ilustrar este punto considerando la diferencia existente entre los dos relatos
que nos cuentan el servicio de Marta en Lucas 10 y Juan 12. En Lucas 10, Marta
estaba enfocada en el servicio, y esto generó que estuviera “afanada y
turbada" con muchas cosas. ¡Ella comenzó a quejarse que su hermana no
estaba sirviendo como ella pensaba que debería! Pero en Juan 12, el Señor es su
objetivo y todo fue para su gloria. No hubo quejas acerca de los demás, sino
que su servicio se complementó perfectamente con el servicio de los demás.
Sabemos
que la mayoría de nuestros lectores no están llamados a dejar su trabajo
secular, o su hogar, o la familia para servir al Señor. Sin embargo, todos
somos llamados a servirlo en las circunstancias que Él nos ha puesto, sin
importar cuales sean estas. Todos somos siervos que debemos ocuparnos en su
servicio hasta que Él venga (Le. 19:13).
Que
el Señor nos conceda su gracia, tanto al lector como al escritor, para cumplir
el servicio que Él ponga en nuestras manos, para que Él mismo sea nuestro
objeto, y que nuestro deseo sea glorificarlo a Él.
Kevin Quartell
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