La Mesa de los panes (Éx 25:23-30, Lev 24:5-9)
Esta mesa habla de Cristo con
su pueblo. La mesa tenía casi un metro de largo y medio metro de ancho y tres
cuartos de metro de alto. Estaba hecha de madera de acacia y cubierta
completamente de oro. Tenía una banda de oro alrededor cerca de la superficie
como límite. Había anillos de oro en las cuatro esquinas de la mesa cerca de la
banda dorada. Estos anillos eran para las varas doradas que los levitas usaban
para cargar la mesa.
La mesa estaba en el Lugar Santo. Doce panes estaban sobre ella en dos
hileras. Cada sábado, el sacerdote ponía doce panes frescos sobre la mesa y los
sacerdotes se comían los panes viejos. El sacerdote ponía incienso sobre el pan
fresco y permanecía sobre la mesa por toda la semana como olor grato delante
del Señor.
Dios veía en estos doce panes una figura de las doce tribus de Israel.
También nos recuerdan del Sumo Sacerdote que llevó los nombres de las doce
tribus de Israel en su pectoral delante del Señor, Éxodo 28:15-21 y sobre sus
hombros en el efod, Éxodo 28:6-12. El Sumo Sacerdote llevaba los nombres de las
tribus de Israel consigo cuando estaba en el lugar Santísimo.
Muchos años después la nación de Israel fue dividida en dos partes:
una parte constaba de dos tribus y la otra de diez; pero aún había doce panes
sobre la mesa en el lugar santo. Dios ordenó esto porque veía a su pueblo como
una sola nación. Los doce panes son una figura de todo el pueblo de Dios y los
panes y la mesa de oro nos enseñan preciosas lecciones. Por ejemplo, la mesa
de oro es como el Señor Jesús que sostiene a su pueblo delante de Dios para
siempre, porque Él murió por ellos en la cruz, Hebreos 7:24,25. Él también es
capaz de guardarnos por su poder y nadie puede apartarnos de él, Juan 10:28;
Judas 24. Esto es como la banda de oro alrededor de la mesa que impedía que los
panes se cayeran cuando los sacerdotes movían la mesa para desmantelar el
Tabernáculo.
La mesa era de madera la cual es una figura de Cristo como hombre. El
oro habla de su gloria como Dios y la mesa junto con el pan habla de la
relación del Señor Jesús con su pueblo. Él lo lleva delante de Dios el Padre en
oración, así como la mesa llevaba el pan muchos años antes, Romanos 8:34.
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