Viviendo por encima del promedio
Muestras
Heroicas de la semejanza a Cristo
William
Macdonald
Capítulo 1: ¿Qué haría Jesús?
Luego de pasar la noche orando en un monte, Jesús eligió
doce discípulos. Los llamó apóstoles porque los enviaría a difundir el
evangelio. La palabra apóstol significa “el que es enviado.”
Cuando descendieron del monte, Jesús comenzó a entrenarlos
para su misión. Primeramente, trató con sus estilos de vida. Ellos debían
vivir sacrificialmente, ser serios con su llamado, carecer de popularidad y
sufrir persecución por Su causa.
Luego inició una descripción de cómo deberían comportarse.
“Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros
enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y
orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla, preséntale
también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. A cualquiera
que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. Y
como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con
ellos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también
los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen
bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Y si
prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque
también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. Amad,
pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada;
y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es
benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también
vuestro Padre es misericordioso” (Lucas 6:27-36).
¿Cuál es su relación con los mandamientos del Señor?
¿Dice usted: “Sí, eso es lo que creo, y eso es lo que los cristianos hacemos”?
Si se siente cómodo porque todos vivimos de esa manera, le sugiero que lea el
pasaje otra vez, y se sorprenda por lo que allí dice.
Lo que el Señor está enseñando aquí es una forma de vida
extraordinaria. Es un comportamiento que no es natural. Es una caminata por encima
de la carne y la sangre, una vida en un nivel más alto. Jesús está insistiendo
en que mi vida debe ser diferente de la de mis vecinos. Si no soy distinto,
les estoy diciendo: “No teman. Soy exactamente como ustedes.” Si no hay
diferencia, ¿por qué deberían escucharlo cuando los presiona con las
declaraciones sobre Cristo? Son las diferencias lo que importa. Es la vida por
encima del promedio.
Si, por otra parte, ven una gran diferencia entre mi vida
y la de ellos, están en condiciones para buscar la razón, y de ese modo me
abrirán la puerta para que les comparta el evangelio. Major lan Thomas,
fundador de Torchbearers, dice:
Es sólo cuando su calidad de vida desconcierta a sus
vecinos, que es probable que los impresione. Tiene que tomarse sumamente obvio
para los otros que el tipo de vida que está viviendo no sólo es altamente
recomendable, sino que está más allá de toda explicación humana. Que está más
allá de las consecuencias de la capacidad del hombre para imitar, y aunque
poco entiendan esto, claramente es consecuencia de que sólo la capacidad de
Dios puede reproducirse a Sí mismo en usted.
En resumen, significa que sus semejantes deben
convencerse de que es precisamente el Señor Jesucristo, de quien usted habla,
el ingrediente esencial de la vida que usted vive.
Las personas no cristianas a menudo realizan grandes
actos de heroísmo. Donan riñones para las víctimas de nefritis. Cuidan
extraordinariamente de padres de avanzada edad. Dan generosamente a causas de
caridad. Nosotros, sin embargo, somos llamados a ir más allá de lo normal, por
aquellos que no son salvos.
Habiendo dicho todo esto, debemos agregar que cada vez
que un cristiano exhibe verdaderamente su comportamiento semejante a Cristo,
no hay garantía de que los no salvos sean ganados para el Salvador. Somos
responsables de actuar como lo habría hecho el Señor, pero los no creyentes
aun así son responsables de poner su fe en Él. Siempre habrá quienes se
alejen.
Pero eso no es todo. Si usted tiene bien puesta la
camiseta de Cristo, estarán aquellos que dirán que está mentalmente
desquiciado, que se ha vuelto loco. No espere recibir un mejor trato del que Él
recibió. El discípulo no está por encima del maestro.
Años atrás, el novelista ruso Fyodor Dostoevsky escribió
un libro en el que intentaba representar al Príncipe Mashkin como el espécimen
perfecto de la humanidad. Las personas no podían comprender al Príncipe.
Pensaban que estaba fuera de sí. El título del libro es “Él Tonto”. Cuanto más
seamos conforme a la imagen de Cristo, más correremos el riesgo de ser
conocidos como tontos.
Entonces el apóstol Pablo estaba en lo cierto. Somos olor
de “vida para vida”, para algunos; y “olor de muerte para muerte”, para otros.
O los impresionamos al dejarlos perplejos, o los confundimos al actuar de una
manera piadosa. En cualquiera de los casos, nos damos a conocer como hijos
del Altísimo al imitarlo.
En los siguientes artículos, estaremos pensando en varios grandes momentos del tiempo, cuando los cristianos tomaban los dichos de Jesús literalmente, amando a sus enemigos, perdonando a sus enemigos, devolviendo bien por mal, resistiendo sin represalias, dando sin esperar algo a cambio a la brevedad, preguntándose: “¿Qué haría Jesús?” y luego haciéndolo.
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