lunes, 26 de junio de 2023

El fin de Satanás

 

El diablo será lanzado en el lago de fuego


“Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda”. (Judas 9) Muy poco sabemos de este asunto, pero los fieles lo creemos, ya que si no fuera cierto no se hubiera escrito por inspiración divina, y sólo hubiera quedado en las fábulas y tradiciones humanas.

Hasta ahora no sabemos qué se proponía el diablo con el cuerpo de Moisés, pero al no alcanzar su objetivo, porque el arcángel Miguel lo interceptó, entonces ha levantado la más grande calumnia contra el antitipo de Moisés, nuestro Señor Jesucristo. No pudiendo vencer el Señor en las diferentes tentaciones que se le presentó, ha propalado en el mundo la especie de que Jesucristo no resucitó, y ha influenciado para que esto se crea. Desde el mismo momento de la resurrección del Señor, el diablo dirigió la sesión, aquella mañana el primer día de la semana, entre sacerdotes, ancianos y soldados, y crearon aquella falsa noticia que ha perdido tantas almas. “Decid vosotros: sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos”. (Mateo 28:11-15) Y, no contento de haber usado dinero para lograr la venta del Señor por Judas, para destruirlo, el diablo metió más dinero en el negocio de los sacerdotes para negar la resurrección del Señor.

Desde el principio de la Iglesia muchos anticristos han enseñado desde la cátedra o por la pluma “que Jesucristo no ha venido en carne”. (1 Juan 4:2,3) Esto es con el fin de calumniar el testimonio bíblico y hacer creer al pueblo que Cristo vino en espíritu; y como el espíritu no muere, Cristo no padeció ni tampoco murió, porque era solamente una apariencia de hombre. Por lo tanto, mucho menos resucitó. Esa es una de las grandes inspiraciones diabólicas que ha llevado muchas almas al infierno.

Sabemos por las Escrituras que el juicio de Satanás pertenece exclusivamente Dios, que es un instrumento de Dios para efectuar ciertas pruebas, disciplinas y azotes, y muchas veces se ensaña de manera cruel contra aquellos que Dios le ha permitido afligir, pero su permiso es limitado; el diablo no puede traspasarse, ni disponer de la vida de ninguno.

Ninguno puede alcanzar a contar el número de personas que el diablo ha engañado y ha atrasado, y con ellos el diablo ha conseguido que el nombre de Dios sea blasfemado. Otros parecen engendrados de la misma naturaleza diabólica, pues han nacido para la maldad, y con ellos Satanás se huelga de tener más compañeros para el juicio eterno. A los hijos de Dios los sacude fuertemente; a Adán lo derribó de su altura y honra; a Job lo arruinó y lo maltrató; a David lo envaneció; a Pablo lo abofeteó; a Pedro lo zarandeó, lo mareó y cayó; a Acab lo engañó y murió; a Judas lo compró; y a Ananías y Safira les llenó el corazón de mentiras, y perecieron. Todo el mal que hay en el mundo tiene su origen en Satanás. (Génesis 3:1-24, Job 1:6-22, 2:1-8, 1 Crónicas 21:1-7, Lucas 22:2131, 2 Crónicas 18:19-21, Juan 13:2, Hechos 5:1-10)

La palabra de Dios nos enseña que el diablo sabe usar perfectamente la metamorfosis. Tiene muchos nombres y cada nombre le puede dar una forma. Es llamado dragón, serpiente antigua, diablo. Satanás, león rugiente, ángel de luz, príncipe de este mundo, príncipe de la potestad del aire, el maligno, príncipe de los demonios.

En la tentación, en el desierto, se le presentó al Señor como Satanás, o sea el gran adversario. Su primer ataque es persuadir a la incredulidad: “Si eres Hijo de Dios”. Luego apela al apetito, o sea “la concupiscencia de la carne”, la satisfacción de un deseo. El segundo ataque es una persuasión a la vanidad: “Échate abajo”, apelando a los ojos, o sea, “la concupiscencia de la vida”, satisfacción de envanecimiento. El tercer ataque es persuasión a la codicia: “Todo esto te daré”, o sea “la soberbia de la vida”. Sólo tenía que doblar la rodilla, con lo cual el Creador se hubiera humillado ante la criatura, y la tierra hubiera caído en el caos del principio. (Génesis 1:2)

“El mundo está bajo el maligno”, pero “sabemos que el que es engendrado de Dios, el maligno no le toca”” (1 Juan 5:18,19) Con todas las promesas que tenemos, los demonios buscarán siempre mantener en jaque al creyente que quiera ser espiritual. Las armas para combatir el diablo son la oración y el dominio propio.

Como el mundo está bajo el maligno, él ejerce gran dominio sobre las naciones, e incita a los hombres al odio y a la guerra. Actualmente está escogiendo al hombre, no sabemos de qué raza o nación, pero uno de ellos por incitación por incitación diabólica va a encender el fósforo que prenderá la guerra mundial más desastrosa de la historia.

En fin, Satanás tiene un capítulo muy largo para llenar muchos libros, pero su juicio está cerca, juntamente con todos los que fueron engañados por él. “El diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia, el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos.” (Apocalipsis 20:10)

Jose Naranjo

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