1.15 al 23: Oración por
sabiduría espiritual
La gracia de Dios y la respuesta del creyente causan
gratitud y oración en Pablo. ¿Cuántas gracias damos nosotros por todos los
santos? ¿Cuánta mención hacemos por ellos por nombre, cada cual con su
necesidad particular? ¿Oramos por su progreso espiritual, o sólo por su
bienestar temporal? ¿Incluimos a todos; el que anda mal, el siervo fiel, el
menor y el mayor? Hacer esto consume tiempo. Pablo nos dio un ejemplo: “Siempre
orando por vosotros”, Colosenses 1.3; “orando en todo tiempo … por todos los
santos”, Efesios 6.18.
Él ora al Padre de gloria, la fuente de donde emana toda
verdadera gloria, para que alcancemos conocerle de veras. Debemos aprender su
voluntad diligentemente de las Escrituras, y llegar a conocerle más y más. “…
añadid a vuestra fe … conocimiento”, 2 Pedro 1.5; “a fin de conocerle”,
Filipenses 3.10; “que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda
sabiduría e inteligencia espiritual”, Colosenses 1.9.
Él quiere que los ojos de nuestro corazón sean alumbrados
para conocer tres cosas y tener una convicción personal acerca de ellas:
Primeramente,
debemos recordar que nuestro llamamiento trae en sí una esperanza, un ancla
segura y firme para el alma. Somos salvos en la esperanza de una relación
eterna con Cristo en gloria. Estar a la expectativa de aquel día es
fortalecernos por las pruebas del presente. Fijar nuestro corazón no solamente
en la redención del cuerpo sino también en estar con Cristo y ser como Él, nos
librará de aspiraciones humanas.
Segundo,
debemos considerar la abundancia de gloria que Dios tiene en su herencia en los
santos. Todo verdadero israelita atesoraba grandemente la herencia asignada
para él en Canaán. Pero Dios también tiene una herencia. Dijo Moisés, “La
porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó”, Deuteronomio
32.9.
Debemos percibir nuestra salvación, no como una bendición
para nosotros en primer lugar, sino como causa de placer y eterna gloria para
Dios. Su obra espléndida en la creación física está eclipsada por sus triunfos
morales y espirituales en su pueblo.
Tercero,
necesitamos una convicción firme en cuanto a la supergrandeza de su poder. Es
la poderosa fuerza que fue ejercida contra todos los poderes de las tinieblas
cuando Él resucitó a Cristo de entre los muertos y lo entronó a su diestra por
encima de todo. Este poder está disponible a nosotros que confiamos en él, y es
un poder disponible ya.
por K.T.C. Morris
No hay comentarios:
Publicar un comentario