lunes, 26 de junio de 2023

MUJERES DE FE DEL ANTIGUO TESTAMENTO (18)

 


La Reina de Saba Ni aún se me dijo la mitad… Jehová tu Dios sea bendito” (1 Reyes 10:7, 9).

La historia está en 1 Reyes 10:1-13 y 2 Crónicas 9:1-12.



La primera reina mencionada en la Biblia es la reina del país de Saba (que ahora es Yemen, al sur de Arabia). Jesucristo dijo que ella “vino de los fines de la tierra”.

Oyendo la fama que Salomón había alcanzado “por el nombre de Jehová” y de lo muy sabio y poderoso que era, ella decidió ir y ver por sí misma la grandeza de aquel rey. Era una mujer inteligente y preparó una lista de preguntas difíciles antes de ir a conocerlo. La verdadera sabiduría va acompañada de humildad.

La reina llevó consigo un gran séquito, camellos cargando especias, oro y piedras preciosas, además de comida. Sentada sobre un camello, ella emprendió un viaje de más de 3,000 kilómetros en busca de la sabiduría. Cualquiera que viese pasar esa caravana sabría que la reina de Saba se dirigía a Jerusalén para consultar al gran rey Salomón.

Finalmente llegaron y vieron la ciudad, el palacio del rey, sus hermosos jardines, y lo más importante, el templo de su Dios con sus sacrificios. La reina sentía confianza y pudo decirle al rey todo lo que ella tenía en su corazón. “Salomón le contestó todas sus preguntas, y nada hubo que el rey no le contestase”.

Cuando oyó la sabiduría de Salomón y vio la grandeza de sus edificios y de los holocaustos para la adoración a Dios, se quedó asombrada y dijo: “Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; pero yo no lo creía hasta que he venido, y mis ojos lo han visto”.

            “Bienaventurados tus hombres… que están continuamente delante de ti”, exclamó la reina, oyendo su sabiduría y observando que los ciudadanos de Israel eran los más felices del mundo. Rebosando de admiración dijo que ni la mitad de eso había oído ella en su tierra y cuánto superaba la realidad a la fama de lo que ella había oído.

¡Qué hermoso cuadro para nosotras! Como la reina de Saba le expresó a Salomón todo lo que tenía en su corazón, el Señor nos invita a acercarnos a Él en oración y hallar la sabiduría divina. Los siervos estaban siempre delante del rey Salomón, y Dios nos anima a nosotras a disfrutar de su comunión diaria. “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2.9).

La reina le dio a Salomón los tesoros que había traído de su país y Salomón, el hombre más rico en el mundo, los recibió amablemente. Luego él le dio mucho más a ella y la dádiva de más valor que recibió la reina fue un mayor conocimiento del Dios del cielo.

La reina de Saba tuvo la sabiduría para reconocer la mano de Dios en la vida de Salomón y alabó al Señor. Pero no hay evidencia de que aquella mujer se haya convertido de sus dioses paganos para adorar al Dios de Salomón. Su reconocimiento de Dios no implica que lo aceptara. Ojalá que las verdades espirituales hayan hallado un lugar en el corazón de esta reina y que su visita al rey Salomón la haya conducido a una relación personal con el Señor.

Muchos años después, el Señor Jesucristo les dijo a los fariseos:

“La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar” (Mateo 12.42). Esa mujer hizo un viaje largo para poder oír las palabras de un hombre. Aquellos fariseos podían recibir las palabras de vida de la boca del Hijo de Dios allí donde estaban. Pero rechazaron su oferta de salvación y les espera la condenación.

Como dijo el apóstol Pablo: “Ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros” (Hechos 17:27). “Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10.8-9).

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