7. Posición
a) Su dignidad
Como se ha indicado,
del pasaje de Judas: “Pero cuando el
arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de
Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo:
El Señor te reprenda” (Judas 1:9), se desprende que Satanás aún
conserva su dignidad como querubín, porque Miguel no profirió Juicio sobre
él.
b) Dominio
i.
Jefe
Un jefe implica que hay alguien que
planifica y dirige a los ejecutores de las acciones planificadas.
Satanás
es el jefe o príncipe de todos los ángeles caídos, y estos constituye un
tercio de todos los ángeles creados por Dios (Mateo 12:24; Apocalipsis 12:4,9);
y “para el diablo y sus ángeles” (jefe y
soldado) tendrán que cumplir su condena en un lugar que ya está preparado para ellos (Mateo 25:41).
Como jefe o caudillo, comanda todos los ángeles que se oponen a
Dios (Apocalipsis 12:7). Y el ataque no
solo se centra en Dios, sino contra los creyentes, ante lo cual se nos manda estar vestidos de toda la armadura
de Dios (Efesios 6:10-13).
ii.
Soberano
Soberanía implica dominio y gobierno
sobre un territorio asignado; implica una organización. Por tanto, Satanás rige
y domina a todos seres sean esto espirituales como a los hombres no rescatados por la el Señor Jesucristo. “El
mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19).
En la Escritura él es llamado
“príncipe de este mundo” (Juan 12:31) por el mismo Señor Jesucristo; y Pablo
afirma en la segunda carta a los corintios que es el “dios de este siglo” (2
Corintios 4:4). También es llamado “padre” (Juan 8:44) en relación a que es la
fuente del pecado, y el hombre realiza
sus obras. Tres formas para indicar que reina en distintas esferas de la vida
del ser humano: están bajo su gobierno los reinos de este mundo (Lucas 4:5-6);
en lo divino se considera dios; y en lo moral padre que engendró el pecado y
sus hijos le siguen.
De la forma que sea, como príncipe o
dios, su función es oponerse al evangelio por la forma que sea, y una de las
formas es cegar u obscurecer el entendimiento de los inconversos (2 Corintios
4:4), ya sea el método que use, impide
que la luz del evangelio les alumbre.
Como ya vimos, el mundo está afectado
completamente o bajo el gobierno de él, entonces el creyente debe tener claro
que no somos parte de él ni debemos amar a este mundo. Veamos algunos pasajes: “Yo les he dado tu
palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy
del mundo” (Juan 17:14). “No améis al mundo, ni las cosas que están en el
mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo
que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la
vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa,
y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1Juan
2:15-17).
c) Territorio
i.
Regiones Celestes
Satanás y sus huestes están en el ámbito de la esfera
espiritual (Efesios 6:11-12). En ese ámbito,
ahí se encuentra poblado por
principados y potestades de Satanás y al mismo Satanás. Por lo cual la
lucha del creyente no es en un ámbito físico, aunque el enemigo pueda atacar
por allí. Pero al mismo tiempo el creyente no está desamparado (Efesios 2:6).
ii.
Acceso al Cielo
El acceso al cielo no está
vedado para Satanás. En el libro de Job vemos
cómo puede ir y presentarse ante Dios y conversar con Dios (Job 1:6;
2:1). Además tiene la osadía de acusar a los creyentes delante de Jehová
(Zacarías 3:1). Sin embargo, llegará el día en que será expulsado del Cielo y el
acceso le será vedado para siempre (cf. Apocalipsis 12:10).
iii.
Actividad en la Tierra
La actividad de Satanás o el Diablo
en la tierra es de oposición a Dios. Vimos que
ya en el tercer capítulo de Génesis tienta al hombre a pecar contra Dios
y lo logra. Provocando con ello que desde ese momento el hombre se constituyese
en enemigo de Dios porque hace las obras de Satanás.
El Señor Jesucristo nos declara que
el diablo también planta semillas en los campos donde Él ha sembrado. Este
enemigo planta cizaña, que en su crecimiento se confunde, pero cuando ya es
adulta, se manifiesta la verdadera naturaleza de una y otra (Mateo 13:30,39). La figura contada es para mostrarnos la
oposición de diablo a la divulgación de
evangelio. En mismo sentido, Pablo indica: “…el dios de este siglo cegó el
entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2Corintios 4:4).
En
relación al creyente, el ataque también
se deja sentir. Pedro nos declara: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro
adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”
(1Pedro 5:8). Este
ser busca destruir al pueblo de Dios, pues con ello ataca al mismo Dios. Y
Pablo nos insta a “…tomad
toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes…” (Efesios 6:12-19).
d) Limite
Satanás no estará eternamente en libertad para actuar. En
Apocalipsis 20:1-3, se muestra como es confinado en el abismo por un tiempo.
Pero pasado este tiempo, y posterior a la rebelión que organiza contra el Señor
Jesucristo (Apocalipsis 20:7-8). Pero no
prospera esta rebelión y es lanzado al lago de fuego (Apocalipsis 20:10).
En la actualidad está libre, pero en una libertad
limitada por Dios mismo. Vemos como Dios puso límite para lo que hiciese él con
Job (Job 1:12; 2:6). Además el mismo Señor Jesucristo rogó por los creyentes
para que pudiesen permanecer firmes: “No ruego que los quites del mundo, sino que los
guardes del mal” (Juan 17:15). Y “Sabemos
que todo aquel que ha nacido de Dios, no práctica el pecado, pues Aquel que fue
engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca” (1Juan 5:18).
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