sábado, 3 de agosto de 2013

Los Ángeles: Satanás (VI)

6. Carácter
El carácter es una parte de la persona que implica que posea de cualidades que lo identifican o lo distinguen de los demás. Es posible que estas características puedan ser disfrazadas por otras, como lo haría un buen actor, pero siempre sale a flote la verdadera realidad de lo que es su ser.
El carácter es amoldado por las actividades que realiza en su vida. Así una persona que puede ser duro en su trato con los demás y hasta perverso en su qué hacer en las obligaciones impuestas, pero desde su conversión puede llegar a ser una persona dulce, mansa y pacífica. Un ejemplo de esto lo vemos en Pablo, que de ser un pertinaz perseguidor de la iglesia en sus comienzos, se convirtió en hombre que dispuso todos sus talentos a la causa que el mismo perseguía.
Lucero era un ángel distinguido que estaba en la presencia misma de Dios por su función. Pero por causa de egoísmo el pecado entró en su ser y lo corrompió por completo, convirtiéndolo en un ser  perverso y degenerado, pero como buen actor, puede fácilmente engañar a los creyentes y al mundo en general. La Biblia reúne algunas características importantes de esta persona, y lo describe como:

a)    Homicida
            El término traducido por homicida proviene de la palabra “anthropoktonos”  que significa, literalmente, «matador de hombre»,  y expresa la idea de un asesino, que mata con crueldad y saña. Algunas traducciones usan la palabra asesino en vez de homicida, porque esta última tiene el sentido (en castellano) de una persona que mata en defensa propia o sin tener mala intención.
            En el caso Satanás sabemos que no son bien intencionados sus intentos de ataques. El Señor Jesucristo dijo de  él que era “homicida desde el principio” (Juan 8:44). Si leemos los que nos relata Génesis capítulo 3, vemos cómo logró que el hombre muriese, primero, en forma espiritual y, luego, en forma física (como le sucede a todo ser humano y ser viviente). La serpiente había inoculado su veneno de muerte en el primer hombre, y esta muerte le ha  sido heredada a todas las generaciones futuras.  
            Al ser opositor a Dios, no había  esperado mucho tiempo para obstaculizar la obra de Dios.  Ideó y Planeó poner en práctica la tentación, de modo que el hombre cayese seducido por la mentira envuelta en visos de verdad.
El gran contrataste que existe entre Dios y Satanás se refleja en  la siguiente expresión: Dios dio la vida al hombre, y Satanás (que no puede dar vida) le dio la muerte al hombre.

b)    Mentiroso
            Por definición mentira es una acción calculada para engañar, donde se expone algo como cierto y verdadero pero su fin es “perverso”, pues tuerce el conocimiento del interlocutor, provocando que sus decisiones sean alteradas y no sigan el camino correcto si desde un comienzo se hubiese hablado con la verdad. El término que se utiliza para describir esto “Pseudos” que indica imitación o parecido engañoso; y es el hecho de negar la  verdad. Cuando es utilizada como prefijo, como por ejemplo, falso profeta (pseudoprofetes, 1 Juan 4:1, 2 Pedro 2:1), falsos apóstoles (pseudapóstolos, 2 Corintios 11:13),  falsamente llamados o de nombre falso (pseudonumos, 1 Timoteo 6:20), falsos hermanos (pseudoadelfos, 2 Corintios 11:26; Gálatas 2:4) y falsos Cristos (pseudocristos, Mateo 24:24; Marcos 13:22), falsos testigos (pseudomartus, Mateo 26:60), denota que existentes actitudes y modos de ser que son mentiras.
El Señor Jesucristo lo califica con la expresión “Padre de Mentiras” (Juan 8:44) para indicar que él posee la paternidad de crear mentiras para engañar a los demás. Sólo basta ver cómo logró entusiasmar a Adán y a Eva para que  cayesen en pecado. Para ello logró armar en sus mentes y corazón un mundo que no tenía ninguna base de verdad; y al comer del fruto tuvieron la visión verdadera de la terrible y amarga realidad, de la muerte (separación) eterna con su creador.
      Además el Señor destaca algunas cualidades negativas que se encuentran en su persona: “no ha permanecido en la verdad”; “no hay verdad en él”; “habla mentira”. Es decir, de él solo se puede encontrar solo engaños utilizado la verdad a su conveniencia para engañar aun a los creyentes. Y constantemente sigue en esta actividad creando doctrinas para engañar a los escogidos y al mundo (2 Corintios 11:13-15; 1 Timoteo 4:1).
Es importante dejar claro que una mentira, cual sea el nombre que le demos es una mentira.  Pablo escribiendo a los de Éfeso dice “… desechando la mentira, hablad verdad…” (Efesios 4:25). Por lo cual, en palabras de un hermano, “El decir la verdad puede causar mucho dolor, pero nunca producirá el daño que se da por causa de la mentira.”

c)     Ladrón
            En Juan 10:10 se hace referencia al ladrón que tiene un solo objetivo, y este es el de hurtar.
            El ladrón hurta cuando se le presenta la oportunidad, y Satanás realiza sus actos del mismo modo.  Y con nuestras actitudes y pecados damos constantemente oportunidades para que el ladrón Hurte.  O bien, ¿no han pensado que una mala actitud nuestra hacia otro puede provocar que esa persona se pierda? Ha sido hurtada un alma que podía ser para gloria del Señor, esa alma nos va ser demandada (Ezequiel 3.18)
Si lo podemos expresar de otro modo, sólo Satanás actúa cuando el Señor se lo permite, porque estamos en su mano y bajo su protección (Juan 10:28,29 cf.  1 Corintios 5:5). Este Ladrón nunca podrá robar, porque  esta acción implica usar violencia contra el propietario, y esto nunca se dará con el Señor, porque Él es DIOS.
                       
d)    Destructor, Devorador.
            Los términos expuestos implican que están esperando la oportunidad de atacar de repente, de forma súbita. En Juan 10:10, vemos al ladrón que entra para destruir y matar; y en  1 Pedro 5:8, se utiliza la figura del “león rugiente”, y estamos descuidado nos puede devorar.
            En ambos casos, el ataque es inmisericorde.
            El ladrón va con el objetivo expreso de  hacer el mayor daño posible. Como creyentes, permitimos, por causa de nuestras concupiscencias (Santiago 1: 14,15; 2 Pedro 2:10) le damos lugar al diablo (Efesios 4:27).  Y en algunos casos, Dios mismo permite que Satanás zarandee al creyente (vea 1 Corintios 5:5 y compare Lucas 22:31) con el fin de que el creyente sea corregido por causa de un pecado no confesado.
            Y  cuando el creyente está vestido con  “toda la armadura de Dios” (Efesios 6:11), utiliza otros medios para devorar a su presa, utilizado la persecución y el sufrimiento. En la historia tenemos las diversas pruebas de persecución que sufrió la iglesia en los principios de ella o en tiempos  más cercano a los nuestros en los países comunistas o mahometanos.

e)    Engañador
            Por definición  el que engaña seduce a la otra persona, utiliza la apariencia para desvirtuar la verdad, por lo cual es un impostor.
            El verbo usado en griego es Planao” (en castellano planes) y como adjetivo se usa como  “Planos” (que se traduce por engañador). El engaño es la estrategia o la planificación cuidadosa que lleva a la persona al error para mantenerlo errante y sin propósito.
            De acuerdo a la definición, Satanás es un engañador sutil que utiliza todo tipo de tácticas para lograr desviar a los creyentes de su camino o impedir que un inconverso llegue a los pies de la Cruz del Calvario, utilizando  para ellos diversos medios como son las aflicciones, las persecuciones, afanes, riquezas, o simplemente rechazándola por la dureza de sus corazones  (Mateo 13:1-9,18-23).
            Pero el engaño que provoca mucho daño en la filas de los creyentes, es la introducción de doctrinas extrañas dentro de las asambleas y para ello utiliza la misma Palabra de Dios dándole su propia interpretación. Satanás es un maestro en conocimiento de la Palabra (Génesis 3:1; Mateo 4:1-11),  y las sabe muy bien. Muchas veces tiene apariencia de verdad, pero son engaños. Por ejemplo, la doctrina que el creyente puede perder la salvación, o que debe guardar el día sábado como se guardaba en el periodo de la ley, negación de la doctrina de la TriUnidad (Trinidad), negación de que el Señor Jesucristo es Dios, que la salvación es por medio de obras y no por la gracia de Dios, etc.

f)      Tentador
            Tentar es  poner a prueba, es tratar, intentar  o inducir a una persona que vaya en una dirección que queremos, ya sea esta para bien o mal.
            En la Escritura, cuando la tentación proviene de Satanás  se utiliza la palabra peirazo, y es con finalidad de destrucción. Cuando Dios prueba se utiliza la palabra Dokimazo, y se utiliza para expresar que la prueba es para edificación del creyente.
                En Mateo 4:3 se muestra la tentación al Señor Jesucristo y a Satanás cómo el tentador (peirazo), que utiliza las Escrituras para llevar a cabo su obra. El Señor se defiende de los ataques con la misma Escritura.  El hecho que el Señor venciese, nos fortalece porque sabemos que puede socorrernos cuando somos tentados  (Hebreos 2:18).
            Tengamos presente que a pesar de esta capacidad de él, es limitada. No puede ir más allá de lo que Dios le permite (1 Corintios 10:13).
Somos nosotros los que abrimos las puertas de la tentación, ya que nos dejamos llevar por la concupiscencia (deseo) de la carne (Santiago 1:12-16 compárese con Génesis 4:7). Caín no habría asesinado a Abel si hubiese dejado la tentación a la puerta “de su casa”. (Génesis 4:6-7); pero desgraciadamente cedió al impulso asesino que lo invadía.

g)     Acusador
            Según Apocalipsis 12:10, Satanás será lanzado fuera del cielo y ya no tendrá acceso a él.  Este hecho es futuro y sucederá durante la gran tribulación. Pero por el versículo podemos visualizar que él acusa a los creyentes ante Dios. Él espía nuestros actos y va a Dios a denunciarnos (acusarnos). Un ejemplo tenemos en el libro de Zacarías: “Me mostró al sumo sacerdote Josué,  el cual estaba delante del ángel de Jehová,  y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle” (Zacarías 3:1).
            Pero el creyente no debe sentirse solo ante el acusador, pues tiene alguien que le defienda. El mismo sacerdote Josué tenía un defensor: “Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda,  oh Satanás;  Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda.   ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?” (Zacarías 3:2). Y Juan escribía para aquellos que habían pecado: “Hijitos míos,  estas cosas os escribo para que no pequéis;  y si alguno hubiere pecado,  abogado tenemos para con el Padre,  a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1). Un abogado tenemos, y es el mismo que defiende al sumo sacerdote Josué, a Jehová, la segunda persona de la Trinidad.

h)    Hacedor de Pecado
Satanás es el autor del pecado, y como tal lo practica concienzudamente. Ya vimos como en él nació el pecado (Isaías 14:12-17; Exequiel 28: 11-19)  y lo ha practicado desde entonces (1Juan 3:8b); y como “serpiente” inoculó este veneno a todos los seres humanos que nació de Adán y Eva.  Y desde entonces la raza humana practica el pecado, pasando a ser propiedad de Satanás (1Juan 3:8a), y “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. (1Juan 3:8c).
No solo el pecado afectó a la humanidad, sino que afectó a la naturaleza entera (Génesis 3:17; Romanos 8:22).
Como nota final de este punto, podemos encontrar en la Escritura un pasaje que nos da luz de como aplica todas sus tácticas para atacar. Satanás intentó introducir el pecado que él practica en la naciente iglesia a través de Ananías y Safira, mencionado en Hechos 5:1-11. En pasaje encontramos algunos pecados que Satanás impulsa a hacer,  aprovechándose de la concupiscencia del ser humano, porque el matrimonio no tenía necesidad de vender ni de entregar sus bienes a la iglesia, nadie se lo exigía (aunque los que lo practicaban, lo hacían como un acto de amor al Señor y a los hermanos. Léase Hechos 2:44-47). Si bien es cierto que en este pasaje no aparece mencionado  el nombre de Satanás, se desprende que él estaba manipulado a estos dos creyentes “tras bambalina”.  Al leer el pasaje encontramos que:
(a) hurtaron (sustrajeron al precio), 
(b) mintiese al Espíritu Santo (Dios), y
      (c) Tentaron  al “Espíritu del Señor”.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario