Una señorita quería ir a un lugar de divertimiento, y
ella contestó a una amiga cristiana que trataba de disuadirla:
-- Yo estimo que un
cristiano puede perfectamente ir allí.
-- Que pueda ir allí, es cierto, pero ¿cómo volverá?
está es la cuestión, replicó su amiga.
Algunas personas visitaban una mina de carbón. Una señorita que formaba
parte de la compañía, estaba vestida de blanco y la persuadía el no bajar a la
mina. Ella preguntó al minero anciano que mostraba las instalaciones:
-- Sin ninguna duda,
prosiguió éste, puede usted bajar. Nada le impide, pero usted muy difícilmente
podrá guardar blanco ese vestido hasta volver de la mina.
Es lo que el profesor Tholuck hizo también comprender a su hija, un día
que ella vino, bien vestida, para decirle adiós antes de ir a una sociedad
discutible y que ella respondía a las objeciones de su papá:
-- Esto no me hará
ningún mal.
Tholuck tomó un carbón y lo tendió a su hija, pero
como ella tenía dificultades para tomarlo, no queriendo ensuciar sus guantes
blancos, dijo:
-- Sin duda, pero
mis guantes serán ennegrecidos.
-- Sucede lo mismo
con la sociedad en donde quieres ir, hija mía, dijo Tholuck. Ella no te perderá
sin duda, pero ella ejercerá una mala influencia en ti.
“No os juntéis en yugo con los infieles: por-que ¿qué compañía tiene la
justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué
concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el fiel con el infiel? ¿Y qué
concierto el templo de Dios con los ídolos? porque vosotros sois el templo del
Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos; y seré el Dios de
ellos, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual salid de en medio de ellos, y
apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré a
vosotros Padre, y vosotros me seréis a mí hijos e hijas, dice el Señor
Todopoderoso” 2 Co. 6.14-18.
COPIADO.
El Contendor por la Fe -1- Enero-Febrero-1969
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