El mandamiento de Dios es: “¡Tierra, tierra, tierra! oye palabra de
Dios” (Jeremías 22:29). La naturaleza nos habla del poder y la sabiduría del
Creador. La conciencia es testigo de la justicia de Dios, pero es oscurecida
por el pecado.
Sin embargo, ni la naturaleza, ni la conciencia nos da una respuesta a
las innumerables preguntas que nos hacemos. La Palabra de Dios, la Biblia, es
la revelación que Dios nos ha dado de Él mismo y de sus caminos. Dios no quiso
revelarse únicamente por medio de su creación, sino que se complace en
manifestarnos quién es Él, a fin de que le conozcamos, de que podamos gozarnos
en él y glorificarle, para que comprendamos su grandeza, su sabiduría y su
amor. Dios no es un ser lejano e indiferente, él nos ama y quiere hacernos sus
hijos.
La
Biblia es la revelación suprema de Dios, así como el fundamento de la fe
(Romanos 10:17; 1 Tesalonicenses 2:13).
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