A.
Introducción
Lo que era desde el principio, lo que hemos
oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y
palparon nuestras manos, tocante al Verbo de vida (1Jn 1:1)
El evangelio de Juan fue escrito para
demostrar la humanidad del Señor Jesucristo y con ello contrarrestar las enseñanzas
de un grupo herético denominado docetistas, del cual Cerinto era su principal
exponente. El docetismo decía que Jesús
no había sufrido la muerte de cruz, ya que su cuerpo era aparente y no real.
Esta corriente gnóstica piensa que el cuerpo es maligno, de modo que Dios no
podría haber habitado en cuerpo con esas características y de ahí que se indica
que el Cristo “parecía” que estaba en un cuerpo humano y que no estaba
realmente encarnado.
Juan, como testigo ocular, deja bien en claro
que fue hecho carne (que físicamente se encontraba entre ellos), que “habitó
entre nosotros”, que vieron su “gloria”
y que su persona completa era llena de “gracia y verdad” (Juan 1:14).
Por lo cual, quien reconozca que Él estuvo
entre nosotros como un hombre más (“que ha venido en carne”), ese es un Hijo de
Dios (1 Juan 4:2). Y sentencia que quienes no lo reconocen como un hombre,
estos no son de Dios y es más están en contra del Cristo (Anticristo) (1 Juan
4:3).
De ninguna manera podemos creer, si decimos
ser seguidores de Cristo, enseñanzas que contradigan la humanidad de Cristo.
Creemos que Él fue un perfecto hombre y que en todo era semejante a nosotros,
que no era un extra terrestre (como algunos pueden pensar) o que era un ser
espiritual que se posesionó de un hombre y que lo llevó hasta la muerte en
cruz. No. Creer estos, es ser hereje, porque contradice todo lo que la Biblia
enseña acerca de su persona.
En todo tiempo ha sido puesta la humanidad de Cristo
(y también su Deidad) entre dicho. Sin importar en que tiempo se viva, Satanás
pondrá en duda esta importantísima doctrina. Por tanto, no nos sorprende que
muchos de los ataques vienen de en medio de la misma iglesia, iglesia que
debería seguirlo en forma incondicional.
Usando la Escritura veremos que era un hombre
(o ser humano) en todo el sentido de la palabra.
B.
Su Humanidad
Él era perfectamente humano. Con esto queremos decir que nuestro
Señor, pese a que ha sido desde la eternidad, cuando Él se hizo carne, era tan
normal como cualquier ser humano. Como veremos a continuación compartía todas
las características que los seres humanos tenemos desde que nacemos hasta que
morimos.
a. Nacido de mujer
De acuerdo con las Escrituras, nació de
una mujer (Gálatas 4:4), y no llegó a habitar este mundo por arte de magia (cf.
Lucas 1:31). Se nos dice en la Escritura que nació en forma normal como
cualquier recién nacido (Lucas 2:6-7). Y Pablo
confirma la humanidad del Señor en la carta a los romanos: “acerca de su
Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne”
(Romanos 1:3).
Ver también Mateo 2:11
b. Su cuerpo físico humano.
Se dice en la Escritura que el hombre está constituido por tres “elemento”
que son el cuerpo, el espíritu y el alma y que la combinación de estos tres
conforma el ser de una hombre o mujer (1 Tesalonicenses 5:23, cf Hebreos 4:12).
El Señor Jesús, en su humanidad, tenía
un cuerpo. Era una persona real. La
Primera epístola de Juan fue escrita para manifestar esta verdad y
contrarrestar las afirmaciones contrarias de Cerinto y los docetistas. Si Jesús
no hubiese tenido un cuerpo humano, no habría podido llevar a cabo la obra de
salvación.
Poseía:
1. un cuerpo: “Porque al derramar este
perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura.”
(Mat. 26:12; vea también dice Hebreos 10:5);
2. un alma: “Ahora está turbada mi
alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Más para esto he llegado a
esta hora.” (Juan 12:27; vea también lo que dice Mateo 26:38);
3. y un espíritu; “Y conociendo
luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos,
les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones?” (Marcos 2:8; vea
también dice Lucas 23:46; Lucas 10:21).
c. Su apariencia humana.
La mujer de samaria junto al pozo reconoció a Jesús como
un ser humano porque no huyó cuando lo vio (Juan 4:9). El apóstol Juan lo conoció
personalmente y lo describe como un hombre; Mateo, Lucas y Marcos de igual modo
hablan de un hombre y no de una apariencia de hombre como lo proclamaban los
seguidores de Cerinto. Y después de su
resurrección Él todavía mantenía su apariencia humana: María vio a Jesús y lo
confundió con el jardinero, es decir,
reconociéndole como un ser humano: “Ella, pensando que era el hortelano, le
dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.”
(Juan 20:15b). Sin embargo ella y las otras mujeres reconocieron que quienes
habían removido la piedra del sepulcro no era seres humanos por todas las
características que se describen de ellos.
d. Tuvo Familia.
Pese a que Dios era su Padre, el Señor Jesús tuvo una madre humana, lo cual
prueba que Él fue humano, tal cual lo vimos en el primer punto. De hecho, con
su madre asistió a una boda: “Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de
Galilea; y estaba allí la madre de Jesús” (Juan 2:1). Y sus detractores ven a
un hombre que poseía una familia, con padre, madre, hermanos y hermanas: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus
hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con
nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?” (Mateo 13:55-56; vea
también Juan 8:57).
e.
Su desarrollo humano.
Siendo perfectamente humano, el Señor nació, y creció como todo niño: “Y el
niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era
sobre él... Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con
Dios y los hombres.” (Lucas 2:40, 52).
f. Sus limitaciones humanas.
Siendo Dios, llego a ser hombre, y cuando lo hizo, Él se limitó a sí mismo
a las esferas de acción del hombre, tal como lo expresó Pablo en carta a los
Filipenses (2:6-7). De ese modo, él tuvo limitaciones humanas, las cuales eran
cuestiones no pecaminosas. (Tengamos cuidado de no confundir debilidad y
limitación humana, con pecado). Él tuvo debilidades y limitaciones humanas,
pero no pecado.
1.
Tuvo hambre.
“Después de ayunar 40 días y 40 noches, tuvo hambre” (Mat.
4:2);
2.
Él tuvo sed
“Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba
consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.” (Juan 19:28; vea
Juan 4:7)
3.
Cansancio
“Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado
del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.", Juan 4:6);
4.
Él durmió
“Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan
grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.” (Mat. 8:24).
5.
Además:
Oraba (Marcos
1:35; Lucas 11:1); Fue tentado (Mateo 4:1; Hebreos 2:18; 4:15); Aprendió obediencia (Hebreos 5:8); Amaba
(Marcos 10:21); Se compadecía (Mateo
9:36); se enojaba y entristecía (Marcos 3:5). Lloraba (Juan 11:35; Lucas
19:41); Sentía gozo (Hebreos 12:2; Lucas 10:21); Se conmovía (Juan 11:33;
12:27; 13:21; Marcos 14:33, 34). Sufrió (1 Pedro 4:1);
g.
Su sacrificio humano y su muerte humana.
Su sacrificio y muerte fueron comunes a
los experimentados por los hombres. Las Escrituras abundan en el hecho que El
poseía un cuerpo humano y sufrió como humano (Mat. 26:26-35; Juan 19:20; Lucas
22:44). Sangró (Juan
19:34). En la cruz
murió (Mateo 27:50; 1 Corintios
15:3) y como a cualquier humano que fallece fue enterrado (Mateo 27:59-60).
h.
Su nombre humano.
Su nombre
humano era común a todos aquellos de aquel tiempo: “Y dará a luz un hijo, y
llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mat.
1:21). Ver también Lucas 2:21.
Si Jesús no fue un hombre, Él no podría
haber muerto, porque Dios, en Su verdadera y sola esencia, no puede morir. Y
ciertamente Él murió, “y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino
por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo,
habiendo obtenido eterna redención.” (Hebreos 9:12). Y Él se levantó de entre
los muertos. Y Él es ¡un hombre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario