miércoles, 1 de junio de 2016

Doctrina: Cristología (Parte VI)


A.   Introducción 


Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos, tocante al Verbo de vida (1Jn 1:1)

El evangelio de Juan fue escrito para demostrar la humanidad del Señor Jesucristo y con ello contrarrestar las enseñanzas de un grupo herético denominado docetistas, del cual Cerinto era su principal exponente. El docetismo decía que  Jesús no había sufrido la muerte de cruz, ya que su cuerpo era aparente y no real. Esta corriente gnóstica piensa que el cuerpo es maligno, de modo que Dios no podría haber habitado en cuerpo con esas características y de ahí que se indica que el Cristo “parecía” que estaba en un cuerpo humano y que no estaba realmente encarnado.
Juan, como testigo ocular, deja bien en claro que fue hecho carne (que físicamente se encontraba entre ellos), que “habitó entre nosotros”, que  vieron su “gloria” y que su persona completa era llena de “gracia y verdad” (Juan 1:14).
Por lo cual, quien reconozca que Él estuvo entre nosotros como un hombre más (“que ha venido en carne”), ese es un Hijo de Dios (1 Juan 4:2). Y sentencia que quienes no lo reconocen como un hombre, estos no son de Dios y es más están en contra del Cristo (Anticristo) (1 Juan 4:3).
De ninguna manera podemos creer, si decimos ser seguidores de Cristo, enseñanzas que contradigan la humanidad de Cristo. Creemos que Él fue un perfecto hombre y que en todo era semejante a nosotros, que no era un extra terrestre (como algunos pueden pensar) o que era un ser espiritual que se posesionó de un hombre y que lo llevó hasta la muerte en cruz. No. Creer estos, es ser hereje, porque contradice todo lo que la Biblia enseña acerca de su persona.
En todo tiempo ha sido puesta la humanidad de Cristo (y también su Deidad) entre dicho. Sin importar en que tiempo se viva, Satanás pondrá en duda esta importantísima doctrina. Por tanto, no nos sorprende que muchos de los ataques vienen de en medio de la misma iglesia, iglesia que debería seguirlo en forma incondicional.
Usando la Escritura veremos que era un hombre (o ser humano) en todo el sentido de la palabra.

   B.   Su Humanidad
Él era perfectamente humano. Con esto queremos decir que nuestro Señor, pese a que ha sido desde la eternidad, cuando Él se hizo carne, era tan normal como cualquier ser humano. Como veremos a continuación compartía todas las características que los seres humanos tenemos desde que nacemos hasta que morimos.
   a.    Nacido de mujer
De acuerdo con las Escrituras, nació de una mujer (Gálatas 4:4), y no llegó a habitar este mundo por arte de magia (cf. Lucas 1:31). Se nos dice en la Escritura que nació en forma normal como cualquier recién nacido (Lucas 2:6-7). Y Pablo  confirma la humanidad del Señor en la carta a los romanos: “acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne” (Romanos 1:3).
Ver también Mateo 2:11
   b.    Su cuerpo físico humano.
Se dice en la Escritura que el hombre está constituido por tres “elemento” que son el cuerpo, el espíritu y el alma y que la combinación de estos tres conforma el ser de una hombre o mujer (1 Tesalonicenses 5:23, cf Hebreos 4:12).
El Señor Jesús, en su humanidad, tenía un cuerpo. Era una persona real.  La Primera epístola de Juan fue escrita para manifestar esta verdad y contrarrestar las afirmaciones contrarias de Cerinto y los docetistas. Si Jesús no hubiese tenido un cuerpo humano, no habría podido llevar a cabo la obra de salvación.
Poseía:
1.   un cuerpo: “Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura.” (Mat. 26:12; vea también dice Hebreos 10:5);
2.   un alma: “Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Más para esto he llegado a esta hora.” (Juan 12:27;   vea también lo que dice Mateo 26:38);
3.   y un espíritu; “Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones?” (Marcos 2:8; vea también dice Lucas 23:46; Lucas 10:21).

  c.    Su apariencia humana.
La mujer de samaria junto al pozo reconoció a Jesús como un ser humano porque no huyó cuando lo vio (Juan 4:9). El apóstol Juan lo conoció personalmente y lo describe como un hombre; Mateo, Lucas y Marcos de igual modo hablan de un hombre y no de una apariencia de hombre como lo proclamaban los seguidores de Cerinto.  Y después de su resurrección Él todavía mantenía su apariencia humana: María vio a Jesús y lo confundió con   el jardinero, es decir, reconociéndole como un ser humano: “Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.” (Juan 20:15b). Sin embargo ella y las otras mujeres reconocieron que quienes habían removido la piedra del sepulcro no era seres humanos por todas las características que se describen de ellos.  
  d.    Tuvo Familia.
Pese a que Dios era su Padre, el Señor Jesús tuvo una madre humana, lo cual prueba que Él fue humano, tal cual lo vimos en el primer punto. De hecho, con su madre asistió a una boda: “Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús” (Juan 2:1). Y sus detractores ven a un hombre que poseía una familia, con padre, madre, hermanos y hermanas: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?” (Mateo 13:55-56; vea también Juan 8:57).
  e.    Su desarrollo humano.
Siendo perfectamente humano, el Señor nació, y creció como todo niño: “Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él... Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.” (Lucas 2:40, 52).
  f.     Sus limitaciones humanas.
Siendo Dios, llego a ser hombre, y cuando lo hizo, Él se limitó a sí mismo a las esferas de acción del hombre, tal como lo expresó Pablo en carta a los Filipenses (2:6-7). De ese modo, él tuvo limitaciones humanas, las cuales eran cuestiones no pecaminosas. (Tengamos cuidado de no confundir debilidad y limitación humana, con pecado). Él tuvo debilidades y limitaciones humanas, pero no pecado.
  1.    Tuvo hambre.
“Después de ayunar 40 días y 40 noches, tuvo hambre” (Mat. 4:2);
  2.     Él tuvo sed
“Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.” (Juan 19:28; vea Juan 4:7)
  3.    Cansancio
Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.", Juan 4:6);
  4.    Él durmió
Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.” (Mat. 8:24).
 5.    Además:
Oraba (Marcos 1:35; Lucas 11:1); Fue tentado (Mateo 4:1; Hebreos 2:18; 4:15);  Aprendió obediencia (Hebreos 5:8); Amaba (Marcos 10:21);  Se compadecía (Mateo 9:36); se enojaba y entristecía (Marcos 3:5). Lloraba (Juan 11:35; Lucas 19:41); Sentía gozo (Hebreos 12:2; Lucas 10:21); Se conmovía (Juan 11:33; 12:27; 13:21; Marcos 14:33, 34). Sufrió (1 Pedro 4:1);
  g.    Su sacrificio humano y su muerte humana.
Su sacrificio y muerte fueron comunes a los experimentados por los hombres. Las Escrituras abundan en el hecho que El poseía un cuerpo humano y sufrió como humano (Mat. 26:26-35; Juan 19:20; Lucas 22:44). Sangró (Juan 19:34). En la cruz murió (Mateo 27:50; 1 Corintios 15:3) y como a cualquier humano que fallece fue enterrado (Mateo 27:59-60).
  h.    Su nombre humano.
Su nombre humano era común a todos aquellos de aquel tiempo: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mat. 1:21). Ver también Lucas 2:21.
Si Jesús no fue un hombre, Él no podría haber muerto, porque Dios, en Su verdadera y sola esencia, no puede morir. Y ciertamente Él murió, “y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.” (Hebreos 9:12). Y Él se levantó de entre los muertos. Y Él es ¡un hombre!





No hay comentarios:

Publicar un comentario