domingo, 29 de octubre de 2023

MUJERES DE FE DEL ANTIGUO TESTAMENTO (22)

 

Josabet

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente” (Josué 1:9).

La historia está en 2 Crónicas 22:10-24:2 y 2 Reyes 11 y 12:2.


“Viva el rey”, exclamó la gente cuando la corona fue puesta sobre la cabeza del legítimo heredero del trono y a él le fue dado el rollo de la ley. “Traición, traición”, gritó la malvada Atalía, pero ella fue llevada a su muerte sin que nadie la defendiera. Atalía y su esposo, el rey Joram, hicieron lo malo ante Dios. Después de la muerte del rey y de su hijo Ocozías, Atalía asesinó a toda la descendencia real, que eran sus propios hijos y nietos, para que ella pudiera tomar la corona y reinar.

Pero no todos murieron. Una mujer tuvo el valor de rescatar a Joás, el más pequeño de los príncipes de entre sus hermanos. Fue una de las veces cuando el propósito de Satanás para destruir al pueblo de Dios fue frustrado por medio de niños escondidos: Moisés en la cesta, unos recién nacidos con las parteras en una casa, muchos años después el niño Jesús en Egipto, y en este caso, un niño en el templo. Dios dijo: “No faltará varón que gobierne en Israel” (2 Crónicas 7.18) y cuando Dios promete, Él cumple.

Resultó que Josabet, esposa del sumo sacerdote Joaida, sacó furtivamente al más pequeño de los príncipes, Joás, de entre sus hermanos muertos y lo escondió con su nodriza en el templo de Dios. Metiéndolo en un dormitorio, logró esconderlo de Atalía por seis años. Joás tenía un año cuando fue rescatado por Josabet. Esta mujer tan valiente era una princesa, hija del rey fallecido, y esposa del sumo sacerdote Joaida.

Aquella mujer de fe cuidó e instruyó al niño Joás en perfecto acuerdo con su esposo Joaida, el sacerdote de Dios, quien pasaba mucho tiempo en el templo. Seguramente Josabet y Joaida sacrificaron mucho de su tiempo y sus recursos cuidando e instruyendo a aquel niño escondido.

En el séptimo año, Joaida, sus príncipes y los levitas hicieron planes para derrotar a Atalía y hacer rey a Joás. Cuando fueron cumplidos los preparativos, el niño fue llevado fuera del templo y puesto en el trono de su padre. Lo proclamaron rey y le dieron una copia de la ley de Dios. Atalía los acusó de traición, pero ella fue llevada fuera y ejecutada.

Joaida y el nuevo rey Joás, juntos con el pueblo de la nación de Judá, hicieron un pacto de obedecer a Dios. Durante la vida de Joaida, el rey Joás hizo lo recto delante del Señor. El sacerdote Joaida vivió una vida larga y próspera.

Aunque los familiares de Josabet practicaban la maldad, ella fue una mujer de Dios y nos dejó un ejemplo digno de emular. En vez de protegerse a sí misma, procedió con valentía cuando rescató al niño de entre los muertos. Luego vivió en una manera abnegada cuidando al niño Joás secretamente. El impacto de esta dama sobre la historia del mundo se ve en su intervención personal en preservar el linaje real por medio del cual Jesucristo vendría al mundo. En 2 Crónicas 24.16 leemos de la muerte de Joaida, y lo que está escrito de él se puede decir de Josabet también, “que había hecho bien con Israel, y con Dios, y con su casa”.

Aun en nuestro tiempo Dios emplea instrumentos como nosotras para cumplir sus propósitos. Siendo embajadoras en el nombre de Jesucristo estamos involucradas en una lucha continua contra el mal y a veces existe riesgo personal. Mujeres como Josabet aceptan el desafío y toman medidas para servir al Señor en una manera agradable a Él. ¿Estamos nosotras dispuestas, por nuestro amor a Cristo, a arriesgarnos y hacer su voluntad en medio de circunstancias difíciles? “No temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1.9).

Rhoda Cumming

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