VI - Plantas simbólicas
La higuera simboliza la santidad o la espiritualidad en el fruto y no en las hojas; o sea, en realidad y no en apariencia. Adán quiso aprovecharse de las hojas, Génesis 3.7. El Señor buscó fruto en la higuera, Mateo 24.32. Fue usada para la curación del cuerpo, Isaías 38.21.
El olivo simboliza la bendición divina. “Yo estoy como olivo verde en la casa de
Dios”, Salmo 52.8. “Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa”,
Salmo 128.3. A diferencia de otras plantas, Dios reconoce valor en las raíces y
las ramas del olivo; véase Romanos 11.
La vid simboliza el fruto para Dios solamente por permanecer en la vid. “Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí”, Juan 15.4. El producto de la vid es el vino “que alegra el corazón del hombre”, Salmo 104.15.
También estas tres matas
simbolizan a la nación de Israel: La higuera en su responsabilidad religiosa;
“De la higuera aprended la parábola...”, Mateo 24.32. El olivo en su distintivo
carácter político; “Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó Jehová
tu nombre”, Jeremías 11:16. La vid en su deber espiritual; “Tenía mi amado una
viña... la había plantado de vides escogidas...”, Isaías 5.1, 2.
Mirra era una mata exprimida para saciarse de su perfume dulce. Así Cristo tiene un olor grato a Dios como resultado de haber sido exprimido en la cruz. La iglesia de Esmirna
El incienso puro señala la fragancia y completa devoción que Cristo llevó ante Dios. “En todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre”, Malaquías 1.11. El incienso está asociado con la oración, tal vez por la relación estrecha que ésta lleva con la adoración. “Suba mi oración delante de ti como el incienso”, Salmo 141.2; “... copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos”, Apocalipsis 5.8.
La acacia representa la perfecta humanidad de Cristo. Es una madera incorruptible, y fue usada en los muebles del tabernáculo, los cuales forrados de oro o de bronce.
El almendro representa la resurrección. Es la primera mata que florece en la primavera. “Veo una vara de almendro... Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra”, Jeremías 1.11, 12.
El arrayán representa el gozo. “... los árboles darán palmadas de aplauso... y crecerá arrayán”, Isaías 55.12.
Espinos y cardos representan la maldición por rechazar la gracia. “Maldita será la tierra... Espinos y cardos te producirá”, Génesis 3.17, 18. Véase Hebreos 6.8.
El cedro es figura de la fuerza, el crecimiento y la gloria humana. “... todos los
cedros del Líbano altos y erguidos”, Isaías 2.13.
El hisopo es simbólico de la humildad, la fe al alcance de todos, como en Éxodo 12.22, no obstante la debilidad humana. Tenía que ser redimida con sangre, como también el cedro, Levítico 14.4. “Purifícame con hisopo”, Salmo 51.7.
El lirio es figura de la hermosura y exaltación. “Considerad los lirios... ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos”, Mateo 6.29.
La palmera representa la victoria, rectitud y prosperidad. “... una gran multitud... vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos”, Apocalipsis 7.9. “El justo florecerá como la palmera”, Salmo 92.12.
La levadura representa lo malo. “La levadura de los fariseos, que es la hipocresía”,
Lucas 12.1. En lo moral hay levadura de malicia y maldad, 1 Corintios 5.8, y en
lo doctrinal hay la de Gálatas 5.9, que es un estorbo para no obedecer la
verdad. La levadura se excluía de las ofrendas, excepto aquellas que enseñan
que hay mal en el ser humano.
El manzano: refrigerio y fragancia. “Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes”, Cantares 2.3. “Manzana de oro... es la palabra dicha como conviene”, Proverbios 25.11.