Porque el Señor mismo
con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del
cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que
vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en
las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el
Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. (1Ts 4:16-18)
"Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun
los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” (Marcos 13:32).
"No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso
en Su sola potestad” (Hch. 1:7). "Porque la venida del Señor se acerca”
(Stg. 5:8). "En los postreros días vendrán tiempos peligrosos” (2 Tim.
3:1). "Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el Señor de la casa; si
al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana” (Marcos
13:35). "Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo”
(Marcos 13:33).
¡Con cuánta frecuencia se han señalado fechas para la
venida del Señor y todas han resultado incorrectas! Guardémonos de fijar fechas
para éste o cualquier evento futuro, curioseando en lo que el Padre ha puesto
en Su poder. En la Palabra mucho se nos dice acerca de los "últimos días”.
Si consideramos cuidadosamente lo que leemos y lo comparamos con el tiempo
presente, llegaremos a la conclusión cierta de que Su venida "está
cercana”. Nosotros creemos que no podemos ir más allá de eso, y si lo hacemos
es sólo especulación. Toda predicción contenida en las Escrituras relacionada
con la naturaleza y la condición del mundo al tiempo del fin, no deja nada que
no haya sucedido; puede decirse empero, que el presente estado impío de la
humanidad no ha alcanzado su culminación. Sabemos que estamos cerca, muy cerca,
del momento cuando la iglesia oirá la "aclamación”; por lo tanto, debemos
velar y estar listos para ser traspuestos a cualquier momento.
Sin embargo, no debemos formarnos la idea de que no
debemos atentar empresa alguna para Cristo porque Él va a regresar tan pronto.
Al contrario; debemos poner nuevas energías y planear más servicio, con
devoción creciente y llevar un andar con El más cercano y santo.
"Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle
haciendo así” (Mat. 24:26). Dios ha fijado un día feliz, y nos ha dicho lo
suficiente para indicarnos que el tiempo "está cerca”. Antes que el sol se
ponga esta noche y se levante por la mañana nos podremos haber ido. ¿Qué
sucederá con nuestras cosas y propiedades? Sin duda los mundanos se gozarán de
ellas. Es bueno que no tengamos demasiado que dejar, sino que lo podamos mandar
adelante, usando todo lo que podamos para Dios. Esto es hacer tesoros en el
cielo.
Verdades
Bíblicas, N° 299-300, 1973
F. Ferguson
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