lunes, 18 de mayo de 2020

EL TIEMPO DE SU VENIDA



Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.  (1Ts 4:16-18)



"Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” (Marcos 13:32). "No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en Su sola potestad” (Hch. 1:7). "Porque la venida del Señor se acerca” (Stg. 5:8). "En los postreros días vendrán tiempos peligrosos” (2 Tim. 3:1). "Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el Señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana” (Marcos 13:35). "Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo” (Marcos 13:33).
¡Con cuánta frecuencia se han señalado fechas para la venida del Señor y todas han resultado incorrectas! Guardémonos de fijar fechas para éste o cualquier evento futuro, curioseando en lo que el Padre ha puesto en Su poder. En la Palabra mucho se nos dice acerca de los "últimos días”. Si consideramos cuidadosamente lo que leemos y lo comparamos con el tiempo presente, llegaremos a la conclusión cierta de que Su venida "está cercana”. Nosotros creemos que no po­demos ir más allá de eso, y si lo hacemos es sólo especulación. Toda predicción contenida en las Escrituras relacionada con la naturaleza y la condición del mundo al tiempo del fin, no deja nada que no haya sucedido; puede decirse empero, que el presente estado impío de la humanidad no ha alcanzado su culminación. Sabemos que estamos cerca, muy cerca, del momento cuando la iglesia oirá la "aclamación”; por lo tanto, debemos velar y estar listos para ser traspuestos a cualquier momento.
Sin embargo, no debemos formarnos la idea de que no debemos atentar empresa alguna para Cristo porque Él va a regresar tan pronto. Al contrario; debemos poner nuevas energías y planear más servicio, con devoción creciente y llevar un andar con El más cercano y santo. "Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor ven­ga, le halle haciendo así” (Mat. 24:26). Dios ha fijado un día feliz, y nos ha dicho lo suficiente para indicarnos que el tiempo "está cerca”. Antes que el sol se ponga esta noche y se levante por la mañana nos podremos haber ido. ¿Qué sucederá con nuestras cosas y propiedades? Sin duda los mundanos se gozarán de ellas. Es bueno que no tengamos demasiado que dejar, sino que lo podamos mandar adelante, usando todo lo que podamos para Dios. Esto es hacer tesoros en el cielo.
Verdades Bíblicas, N° 299-300, 1973
 F. Ferguson

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