Pregunta: ¿Podría usted definir, por favor, en alguna medida, los términos "reino del cielo" y "reino de Dios"? Algunas veces parecen ser sinónimos, y otras no. Mateo, y sólo él, usa principalmente el primero; Lucas el segundo, así como también los otros.
Para un judío el
término "reino de los cielos" era familiar. (Véase Deuteronomio
11:21; Salmo 89:29; Daniel 2:44; Daniel 4: 26-35, y otras Escrituras). Es el «gobierno
de los cielos» reconocido en la tierra. Fue anunciado como que "se ha
acercado" no como llegado, por Juan el Bautista (Mateo 3);
por el Señor (Mateo 4); por los doce (Mateo 19), y rechazado; luego, en Mateo
12 el cual finaliza las buenas nuevas (el evangelio) para el
judío, se pronuncia la maldición del Anticristo sobre la nación, y se
enuncia un Remanente reconocido que hace la voluntad del Padre. En el capítulo
13, el Señor comienza una nueva acción como sembrador, y el reino de los cielos
asume un nuevo carácter, que los profetas no contemplaron: un ámbito invadido
por el mal, con una cosecha mezclada — los "misterios del reino de los
cielos" (Mateo 13:11), y en lugar de que los súbditos verdaderos de este
reino tengan su origen en Abraham, ellos lo tienen de la Palabra
de Dios, que Cristo siembra; mientras otros aceptan nominalmente la
autoridad de Cristo, como profesantes.
En Lucas, el cual
es el gran moralizador, el término usado es "reino de Dios", del cual
Cristo pudo decir, en respuesta a la consulta de los Fariseos si ella venía con
reparo, que dicho reino estaba "entre vosotros" (Lucas 17:21), ya que
Dios estaba allí en Él; mientras que del "reino de los cielos" sólo
se pudo decir que "se ha acercado", y no comenzó (y no podía
comenzar) hasta que el Señor estuvo en el cielo. El hecho de que el reino
hubiese llegado (o venido) durante Su presencia habría hecho que fuese aquí el
reino de la tierra. Su autoridad y la autoridad de los cielos
fueron reconocidas por los discípulos, aun antes de la venida del Espíritu
Santo, durante los diez días de intervalo, mientras esperaron Sus instrucciones
para la venida del Espíritu Santo. El "reino de los cielos"
continuará en su estado confuso actual hasta el Milenio; por eso es que hay un
buen margen de tiempo después que la historia de la iglesia
termina, ya que había comenzado antes que ella.
Usted encontrará
dos lugares donde dicho reino tiene un carácter moral asignado por Pablo —
"El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el
Espíritu Santo. " (Romanos 14:17); "El reino de Dios no consiste en
palabras, sino en poder." (1ª. Corintios 4:20). El "reino de
Dios" «es la exhibición, (o manifestación) del poder gobernante de Dios
bajo cualquier circunstancia.» Un hombre debe nacer de nuevo para «verlo», o
para «entrar en» el reino de Dios, en su verdad (Juan 3); no así con respecto
al reino de los cielos, en el cual se mezclan la cizaña y el trigo. Las almas
pueden profesar y someterse al reino de Dios, meramente por profesión; por eso,
en Lucas 13:18, Él usa el término "reino de Dios" donde la profesión
nominal (sólo de nombre) es mencionada en la parábola, y donde la expresión el
"reino de los cielos" pudo ser usada a manera de sinónimo. Aun así,
nadie sino los santos serían realmente de él, como nacidos de
Dios.
Cuando entra el
Milenio, el estado confuso actual del reino de los cielos será desechado
mediante el juicio de los vivos; y será mostrado entonces en su verdad, en un
doble estado de cosas, celestial y terrenal. El Hijo del Hombre reúne de Su reino
— es decir, de la parte terrenal de él (véase Salmo 8; Hebreos
2) — todos los tropiezos o estorbos, y los que hacen iniquidad; y entonces los
justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre — es decir, en el
ámbito celestial de él. (Véase Mateo 13: 41-43).
F. G. Patterson
Traducido del
inglés por: B.R.C.O.-
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