lunes, 18 de mayo de 2020

¿CÓMO PUEDE EL HOMBRE NACER SIENDO VIEJO?

Juan 3:1-7
            Esta pregunta que Nicodemo hizo a nuestro Señor Jesucristo fue resultado de la declaración del Señor en el versículo 3, qué el que no naciere otra vez no puede ver el reino de Dios." La declaración de Cristo en el versículo 5 que "el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios" en parte contesta esta pregunta, esto quiere decir que el nuevo nacimiento se diferencia en­teramente en carácter a nuestro primer nacimiento, no siendo físico sino “de agua y del Espíritu". Algunos en verdad mantienen que el agua aquí es natural, la cual se usa en el bautismo; empero Romanos 6: 3, 4 lo hace claro que el bautismo es un símbolo, no del nacimiento, sino de la muerte y el entierro. Hay muchas Escrituras que enseñan que el agua aquí simboliza la Palabra de Dios (Véase Efesios 5:26), y que por el Espíritu y la Palabra de Dios que los hombres pueden ser re­nacidos (Véase 1 Pedro 1:23-25: Stg. 1:18; Juan 1 12, 13). El bautismo en agua puede ser "de voluntad de carne" como dice en juan 1:13, pero el nuevo nacimiento nunca puede ser por la voluntad de la carne.
            Cuando Cristo contestó esta otra pregunta de Nicodemo en ver­sículo 9, "¿Cómo puede esto hacerse?" nunca mencionó el bautismo, sino que dio una contestación plena y clara. Escuche, mi lector, si va a recibir el nuevo nacimiento, esta es la manera de obtenerlo. "Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado; para que todo aquel que en Él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a Su Hijo al mundo para que condene al mundo, más para que el mundo sea salvo por ÉL. El que en Él cree, no es condenado; más el que no cree ya es condenado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios" (Juan 3:14-18).
            El "nacer otra vez" de versículos 3, 5, 7 equivale exactamente a la adquisición de la vida eterna de versículos 15 y 16. Este es el resultado inmediato de creer en el Señor Jesús, y es el fruto de la obra del Espíritu como se ve en versículo 8, y del uso de la Palabra de Dios como dice el versículo 14.
C.J. Baker,
Verdades Bíblicas, N°351-352, 1978 

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