• La
cruz en la eternidad. La cruz es un pensamiento eterno de Dios puesto que el
Cordero fue “conocido ya, de cierto, antes de la fundación del mundo (1 P.
1:20).
• La
cruz en el pasado. Es el hecho histórico llevado a cabo en la consumación de
los siglos y asociado con los nombres de Getsemaní, Ga
• batha y Gólgota. (He.
9:26).
• La
cruz en el presente. “Cristo crucificado” es el tema único y fundamental de la
predicación del evangelio, como también norma para la vida del creyente muerto
con Cristo” y que desea vivir “en conformidad con su muerte” (1 Co. 2:2; Gá.
2:20; 6:14; Fil. 3:10).
• La
cruz en el porvenir. Será el Salvador que murió en la cruz coronado de espinas
—colocando así la piedra fundamental de su propio reino— quién gobernará gloriosamente
como Rey en el reino mesiánico visible (Fil. 2:8-11).
• La
cruz en la gloria del cielo. El hecho de la cruz será el tema de las alabanzas de
los redimidos, y “en medio del trono” se verá un “Cordero como inmolado”. Los
apóstoles del Cordero tendrán su parte en el fundamento de
la ciudad eterna (Ap. 5:6-10; 21:14).
Erich Sauer, Triunfo del Crucificado. Pág.
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