Hermosillo, México
Probablemente ninguno de los lectores ha vivido en tiempos tan diferentes y difíciles
como los de hoy en día: encerrados en la casa, sin escuela, locales para
reuniones cerrados, restaurantes sin clientela, menos tráfico que nunca,
escasez de muchos artículos en las tiendas (especialmente los de higiene) y
mucha preocupación. Queremos considerar brevemente cinco temas para nuestra
meditación y provecho.
La turbación y las pruebas: aunque las circunstancias de hoy día son únicas y nuevas,
la verdad es que los creyentes a lo largo de la historia han sido probados en
una forma u otra. La prueba no es para que estemos
turbados, sino confiados, recordando las palabras del salmista: "En tu
mano están mis tiempos" (Sal 31.15). Cristo, cuando estaba a punto de
dejar a sus discípulos, dijo: "No se turbe vuestro corazón; creéis en
Dios, creed también en mí" (Jn 14.1). Tal vez al ver sus caras notó la
turbación, pero les infundió confianza por medio de sus palabras.
Un tiempo de provecho: Quizás para muchos es difícil tener una rutina en estos
días, y las horas pasan sin lograr nada, o por lo menos, sin lograr mucho. Pablo dijo: "Aprovechando bien el tiempo, porque los días son
malos" (Ef 5.16). Si tiene algo de tiempo extra (y la mayoría sí lo
tiene), aprenda más de Dios en su tiempo devocional, memorice algún capítulo o
pasaje bíblico, pase más tiempo en oración. No dejemos pasar el tiempo sin
sacarle algún provecho.
Nuestra
testificación de la Palabra: Como es muy obvio, la
predicación pública en muchas partes ha sido restringida. Pero no vayamos a
pensar que el poder de la Palabra se ha limitado. Pablo dice que "agradó a
Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación" (1 Co 1.21),
pero obviamente él también hablaba con las personas en forma particular para
compartir el mensaje. Nosotros tenemos la oportunidad de utilizar la tecnología
para compartirlo también ahora: YouTube y Facebook, por ejemplo, o una simple
llamada telefónica.
El triunfo y el poder: Este mes es el de la Pascua. "Nuestra pascua, que es
Cristo, ya fue sacrificada por nosotros" (1 Co 5.7). El triunfo de Cristo
sobre el pecado y el Diablo en la cruz es algo bien conocido para nosotros.
Pero también recordemos las palabras del himno:
Desde la tumba subió.
Sí, triunfante Él resucitó;
para siempre ya dominio sobre
el mal
con los santos tiene en gloria
celestial.
Triunfó, triunfó,
¡aleluya, Él triunfó!
Él mostró su poder sobre la misma
muerte. Y el poder que demostró aquel día tercero lo sigue poseyendo el día de
hoy. No hay nada que esté fuera del control divino, nada que vaya más allá que
su poder. Aunque hoy pasemos por tiempos de prueba, la victoria es segura:
¡viviremos con Él!
La
tranquilidad y la paz: El que no es salvo no puede tener, ni
tampoco disfrutar, una plena y profunda tranquilidad y paz en su corazón en
momentos así. Tal vez haya algo de resignación ante las circunstancias, pero la
paz de Dios no mora en ellos. "La misericordia y la verdad se encontraron;
la justicia y la paz se besaron" (Sal 85.10). En la cruz nuestra cuenta
fue pagada por Cristo. Por lo tanto, vivamos hoy, no descuidándonos, ni
desobedeciendo las órdenes del gobierno, sino disfrutando la tranquilidad y la
paz que Dios mismo nos da.
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